El chófer, las francesas y uno más...
Fecha: 31/12/2017,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: caroltruco, Fuente: RelatosEróticos
... ajustado que lleva, todos sus slips son marcados y más de uno tanga. Estampados, lisos, pero siempre preparado para un polvo rápido y sexy, según su particular estética. Mete y saca este que rara vez ha llegado sin pagar o sin alcohol de por medio, mucho alcohol... Pero que él no se resiste a dejar de esperar porque aparte de tener más moral que cualquier guapote de portada piensa que siendo como es las pone cachondas y no se dejan, bien por guardar las formas, bien porque las descoloca lo nerviositas que las deja. Y, amigos y amigas, esto entre nosotros, shhhhhhhh... tiene toda la razón...
Pero volvamos al tren parado, al slip mojado y a las lesbianas calentorras que se están dando un masaje completo en un vagón al que no debían subir...
Genaro sin dejar de mirar la pantalla... arranca decidido. Respira hondo. Que coño, que sea lo que dios quiera.
Con suerte la vigilante de central no está mirando.
Pero Raquel, la vigilante, sí está mirando. Desde que estaban en el andén de la estación no les quita ojo. En casa está peor que mal con el marido. No folla hace muchos días, bien hace años, y se ha quedado embobada con las pavitas, igualito que un niño babeando delante de una pastelería de esas ricas y grasosas...
Nunca se había excitado con mujeres. Pensó que bueno, que no la veía nadie, que qué más daba, y como si su mano fuera por libre, se empezó a tocar por encima del pantalón. Sin cerrar la boca y sin darse cuenta de que esas chicas no se debían haber ...
... subido. Que ese metro se retiraba ya...
No solo no se había dado cuenta sino que cada vez se tocaba más fuerte.
Y es que cuando las muchachas se sentaron, más cómodas, se pudieron toquetear mucho mejor, las manos no decansaban, ni las lenguas tampoco.
Cuando una le bajó el tirante a la otra y comenzó a chuparle el pezoncito, tanto Raquel como Genaro perdieron el norte. Ahora sí que esto se ponía interesante y muy, muy caliente.
La del pezón tocaba el coño de su ¿novia?, ya con el vestido en la cintura.
Y Raquel desde su cabina de vigilancia se bajó la cremallera del pantalón con la mirada perdida en el monitor. Perdida, perdida...
Metió la manita bajo las braguitas, un paseo por el pelito, abrió bien las piernas, se acomodó y cuando encontró el clítoris lo acarició despacio, dispuesta a disfrutar que ya le tocaba. Se le erizó el vello de todo el cuerpo. Se relajó por fin en muchos días. Qué sorpresón...
Estaba mojada, los dedos subían y bajaban por todo el chocho, despacio, resbalándose.
Genaro frenó al fin el metro. En un garaje infinitamente grande repleto de vagones vacíos que parecían dormir. Paró y se levantó como pudo teniendo en cuenta que toda la sangre de su cuerpo estaba concentrada en el rabo. Menudo paquetón tengo para vosotras, dijo en alto y como poseído, tan salido estaba que nada ni nadie le hubiera detenido cuando salió de la cabina cerrando la puerta de golpe y agarrándose el bulto del pantalón. Gran bulto, muy grande, por cierto.
No se ...