Internet y sus relaciones.
Fecha: 22/12/2017,
Categorías:
Dominación / BDSM
Masturbación
Lesbianas
Autor: Escritordebondage, Fuente: xHamster
... mesilla de noche, un escritorio donde se apoyaba el ordenador, varias estanterías con libros y multitud de posters y fotos por las paredes. Una habitación alegre.Ponte cómoda y ve encendiendo el ordenador si quieres –dijo Ruth a su amiga- voy a hacer lo que ha dicho mi madre y vuelvo enseguida.Vale, no te preocupes –respondió Susana- te espero.Ruth salió y Susana se quitó el abrigo y lo dejó sobre la cama. Era una joven atractiva, no muy alta y más bien delgada, pero no en exceso. Su melena lisa y negra le caía hasta media espalda y enmarcaba una cara dulce, de ojos grandes y oscuros y labios gruesos. Su piel era clara y suave. Ese viernes llevaba un sueter ajustado de color naranja que no disimulaba su proporcionado torso y sus redondos pechos, que tallaban una 85B, y unos vaqueros desgastados que marcaban su fabuloso trasero, redondo y respingón.Susana se sentó al escritorio y pulsó el botón de arranque del ordenador. Mientras esperaba, sus ojos se posaron sobre un ejemplar de "Cosmopolitan" que su amiga tenía sobre la mesilla de noche. Se levantó, lo cogió y se volvió a sentar al escritorio. Distraídamente abrió la revista y fue entonces cuando se dio cuenta de que entre las páginas de la misma había varios folios impresos. Los cogió. Los echó una hojeada.¡Oh! –exclamó cuando se dio cuenta de lo que era.Un relato erótico. "Senderos de sumisión (6)" decía el título. Jamás se hubiese imaginado que Ruth...Comenzó a leerlo. Dos muchachas jóvenes estaban atadas en un calabozo. ...
... Habían sido usadas sexualmente y castigadas con látigos... Susana sintió cómo su cuerpo se extremecía. Era un relato de dominación. Se sintió extraña. Ella misma fantaseaba en ocasiones con ese tipo de cosas, pero no esperaba que Ruth...por cierto, su amiga no tardaría en subir. Debía volver a guardar el relato en la revista y dejarlo en su sitio. Pero una enorme tentación le impulsaba a seguir leyendo. Quería saber cómo seguía la historia. Entonces se dio cuenta de que estaba mojada entre las piernas. Aún tengo tiempo, se dijo, y sus ojos siguieron devorando el relato. Dos mujeres llegaron al calabozo, cogieron a una de las chicas y la llevaron como a un perro hasta una habitación donde esperaba un hombre, al que llamaban Amo. Aquel hombre la trataba como una esclava y la humillaba. Susana estaba excitadísima y leía el relato hipnotizada. No era consciente de que sus abultados pezones se marcaban obscenamente bajo su suéter, ni de que el escozor de su joven conejito hacía que restregase descuidadamente los muslos. En ese estado, la joven no se dio cuenta de que su amiga Ruth entraba en la habitación.Ya estoy aquí –anuncióSusana dio un respingo por la sorpresa y los folios cayeron de sus manos y se extendieron sobre el suelo.¡Oh! –exclamó Ruth al darse cuenta de lo que eranLas dos muchachas se quedaron sin habla y se hizo un angustioso silencio. Finalmente fue Susana la que balbuceó:Yo...lo siento, Ruth. Cogí el "Cosmopolitan" y ...bueno esto...estaba dentro...Por favor, no ...