1. Sobrina, derecho de pernada y sexo anal


    Fecha: 22/12/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    Esta historia es un relatado sin filtro, en carne viva, el pecado a flor de piel, ser padrino en su casamiento habilita al derecho de pernada. Estar indispuesta la excita, el tampón no fue obstáculo para consumar el sexo con mi sobrina.
    
    En el sexo vale todo, es una verdad que ni admite la mínima duda, en las tentaciones eróticas nunca somos inocentes, cuando el sexo y la pasión comienzan a repartir las cartas todo es posible, son las alternativas a que nos vemos expuestos cuando dejamos que nuestras debilidades sean protagonistas.
    
    Esas debilidades, errores o falencias pueden llegar a comprometernos y hacernos pisar la trampa que nos condene al pecado mortal de las relaciones intrafamiliares, pero la carne es débil y la tentación por el disfrute de las pasiones prohibidas muy fuerte.
    
    Ana transita unos gloriosos veintipocos años, obviamente los datos sensibles fueron alterados el resto totalmente auténtico.
    
    Con ella tenemos la mejor onda, tan así que me había pedido fuera uno de los padrinos de su casamiento, se presentó una tarde en mi oficina para buscar una solución al problema de haberse excedido en el gasto de con la tarjeta de crédito, sobre todo para que su marido no la descubra.
    
    En verdad este favor había sido también un intercambio de favores, yo cubría la tarjeta, ella olvidaba haberme descubierto saliendo de un hotel con mi cuñada. Cruzado el límite de la complicidad, de tal modo que podíamos hablar de todo sin pudores, supo que estaba “atendiendo” ...
    ... las necesidades insatisfechas de mi cuñada.
    
    Ella justifica la infidelidad, diciendo que cuando una mujer está necesitada cuanto mejor hacerlo con alguien de confianza que le asegure una buena “atención” y sobre todo la discreción. – Sé que si te cuento algo bien privado, no saldrá de este cuarto.
    
    - Te lo aseguro que lo que digas se queda acá.
    
    Con mucho de pudor desgrana una letanía de pesares domésticos hasta debocarse en el llanto producido por la insatisfacción sexual. Que mi sobrino está más en sus problemas que en brindar la atención que ella necesita, ni en cantidad y mucho menos en calidad, transita duros momentos de abstinencia forzada y cuando consigue atenciones no llegan a conseguir ese orgasmo tan necesario. Por las noches no puede sino pensar en la imagen la resplandeciente de mi cuñada.
    
    El abrazo contenedor fue lo menos que podía hacer por ella, sus pechos frotándose contra el mío, su cuello busca el contacto con mis labios, la pasión enturbia la razón, el pecado cubre todas las salidas.
    
    - Ahora le estoy hablando al padrino (de casamiento), no te compadeces de esta pendeja, como para darle un poco de atención? Si no me ayudas en esta situación, tendría que buscarme a un tipo para que lo haga, quieres eso?
    
    - Pero cómo crees que…
    
    - Pues como le “diste” a tu cuñada, pensé que... Qué tiene ella que yo no… y además 25 años menos…
    
    - Hmmm, no sé…
    
    - Déjate de palabras huecas, sé bien que me tienes ganas, lo pude sentir en el abrazo que me das, ...
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