1. Con mi compadre...


    Fecha: 20/12/2017, Categorías: Gays Primera Vez Autor: renovatio111, Fuente: xHamster

    ... supuesto – dijo Ezequiel retirándome la verga, hermosa y enorme verga, y la vi partir con cierto dolor, cierta añoranza que yo mismo no me lograba explicar – porque entonces le quité la ropa. Si, no me mires con esos ojos, compadre, porque fue exactamente lo que hice – me explicó – agarré al muchachito y lo puse de pie – y tan de bulto como contaba las cosas, también me puso de pie de un tirón, en medio de aquella cocina que me era tan familiar y ahora tan extraña, y algo mareado traté de permanecer lo mas derecho posible, aunque las piernas me temblaran, aunque el estómago siguiera siendo un nudo indestructible y la voluntad y la razón se escabulleran por la única ventana de la cocina, que ahora cerrada me separaba de la noche clara y solitaria.Ezequiel me miraba fijamente y el bigote le temblaba en una media sonrisa. La enorme verga seguía erguida, igual que la mía, según noté de pronto.Y ni te creas que opuso resistencia – me contó mi compadre mientras comenzaba a desabotonarme la camisa – porque se quedó quietecito mientras yo lo encueraba – ahora era el cinturón – no me decía nada, tan solo jadeaba como las yeguas que han trotado mucho – allá cayeron los pantalones – y me miraba con esos hermosos ojos negros, los mismos que tienes tú, pinche compadre – y abajo los calzones también – y tan bonito y desnudo como tú, con estas pinches nalgas tan sabrosas – y sus manos me agarraron el trasero – porque que bonito culo tienes compadre, lo sabías?Yo no sabía nada. El calor, la ...
    ... cocina, las cervezas, y esas manos tan grandes y algo rudas que me sobaban por todas partes, unas partes que no había sobado nunca nadie, unas partes que alguien debería haber sobado antes, maldita sea.Y tan puto el chamaco – me dijo Ezequiel con ese bigote tan negro pegado en mi oreja – tan cochino y ofrecido, me creerás que paró las nalguitas para que yo le metiera un dedo en el culito?, puedes creerlo?Y por supuesto paré las nalgas. Y por supuesto el dedo de mi compadre no se hizo esperar. Y por supuesto me entró suavemente, rudamente, y por supuesto me tuve que recostar sobre la mesa, porque él me empujaba a hacerlo, porque se sentía tan rico, porque no se conformó con un dedo y ya eran dos, y cerré los ojos para no tener que contarlos, porque mi culo abierto no sabía de matemáticas, y a diferencia de la única ventana, que aun permanecía cerrada, se abría para sus dedos, que ya parecían ser tres.Y tan lujurioso el chamaco – decía mi compadre en aquel mete y saca – se separaba las nalguitas con sus propias manos, para que yo le mirara el ojete del culo así bien abierto, provocándome, enardeciéndome.Mis manos, ajenas a mi, voluntariosas y autosuficientes, separaron mis nalgas, dejándole ver a mi compadre el agujero oscuro y mas privado de mi cuerpo. Un suave ronroneo de alguno de los dos. Debía ser él, porque yo tenía los ojos cerrados, la boca sellada, la razón amortiguada, y él, él no tenía ningún tipo de freno, y su lengua tampoco, que húmeda y vigorosa comenzó a lamer ...
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