Tarjetas black (Parte 2)
Fecha: 19/12/2017,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos
... la forma en que mirada se deducía que se trataba de una hembra atrevida, provocadora, sagaz e apta en todo los sentidos. Sin embargo Roberto intuía que tras esa fachada servicial se ocultaba una dictadora, con un estricto control a nivel de entrepierna para desgracia de su afortunado marido.
Róber aprovechó para colocar su i-phone en un estante que había en un lado de la habitación, justo detrás de una figura con forma de caballo de forma que apenas sobresalía, justo el objetivo de la cámara en uno de los laterales de la parte posterior. El teléfono enfocaba la cama lateralmente.
Cuando la limpiadora salió de aseo, la informó de que había llamado a recepción. También le dijo que sabía que había husmeado en su ordenador. Aunque ella lo negó, Roberto continuo preguntando para quién trabajaba, y le pidió que se identificara si era policía. Sin embargo la mujer insistió en no saber de qué estaba hablando. Con lo que la discusión fue aumentando de tono hasta que llamaron a la puerta. El joven de recepción.
―Vamos a ver ―comenzó a hablar Roberto mirando a la mujer― Uno: Alguien acaba de apagar mi ordenador, y las cámaras del pasillo nos dirán quién. Dos: Tú trabajas aquí ―dijo Roberto mirando ahora al recepcionista― pero a ella es el primer día que la veo. Y tres: la has avisado para que se marchase de mi habitación, luego estás metido en esto. Así que sólo lo preguntaré una vez antes de llamar a la policía, ¿Qué coño está pasando aquí? ―preguntó Róber ...
... amenazante.
Tras unos instantes de silencio y un rápido intercambio de miradas de los unos a los otros, el muchacho comenzó a hablar.
― Al comienzo de mi turno un hombre llamó por teléfono. No se identificó, y su voz sonaba distorsionada.
― Cállate la boca. ―le interrumpió la señora para amedrentar al muchacho, obligando a Róber a tomar de nuevo las riendas.
― Cállese usted, o la encierro en el puto cuarto de baño hasta que venga la policía, o quizá mejor vengan unos amigos no tan educados como la policía… ¿lo has entendido?
El recepcionista continuó.
―Me dijo que vendría una mujer, que hiciera todo lo que ella me pidiese o envenenarían a mi perro…
El chico decía la verdad. Su rostro emanaba vergüenza y desolación. Era un chico joven, de entre 25 y 30 años, casi tan alto como él mismo, de complexión atlética y muy alegre en circunstancias normales. Seguramente estaría trabajando en el turno de noche para poder asistir a la universidad y pagarse el alquiler de un piso compartido como él mismo había hecho hace ya unos cuantos años. Probablemente tuviera novia porque era un chaval alto, simpático y bien parecido. Posiblemente tuviera además una amiga. Con esa edad se dispone de energía a raudales.
Róber ya sabía todo lo que el muchacho podría decirle, razón por la que pasó a interrogar a la mujer.― Muy bien, guapa. ¿Qué ha venido a buscar? ―le preguntó sin rodeos.
― Si necesitas que yo te lo diga es que no eres tan listo como te crees. ―respondió la mujer con ...