Tarjetas black (Parte 2)
Fecha: 19/12/2017,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Rober XL, Fuente: CuentoRelatos
... Pero tras unos segundos Roberto retomó la puesta a punto del ano femenino.
― Escupe ―le pidió Roberto poniéndole la mano delante de la boca. El hombre le untó su propia saliva y volvió a meter los dedos.
― Más ―repitió el ejecutivo.
― Ya está. Cámbiatela.
Anna quedo aturdida, nunca lo había hecho así. De hecho sólo la habían sodomizado a cuatro patas.
― No temas. Estás listas, ya verás. ―le dijo caballerosamente.
Sintió como la cabeza se posaba delicadamente entre sus nalgas y se resbalaba lentamente hasta quedar encajada en el estrecho hueco entre sus nalgas.
Hacía por lo menos tres meses que su “amigo” no la montaba por el culo, siempre lo hacía a lo perrito. Con marido hacía ya años. Pero cuando un hombre le abre el culo a una mujer siempre es como si fuese la primera vez. Sabía lo que le iba a pasar. Sabía lo que Roberto le iba a hacer, estaba asustada pero aun así no titubeó. Por supuesto Anna sentía un poco de miedo, pero su deseo la arrastraba lenta e irremediablemente hacia el abismo.
― ¡OOOOH! ―gimió Anna cuando lo sintió entrar.
― ¡Muy bien nena! Ya está lo peor… ―la felicitó Roberto. Él también percibía ahora la presión del tenso esfínter de la señora ― Despacio, no tengas prisa.
Anna no se movía ni daba impresión a que fuera a hacerlo, así que el hombre con el miembro ya clavado de entre las nalgas empujó tratando de que se introdujera más por aquel agujerito.
― ¡AAAH! ―gritó Anna al tiempo. A pesar de que aquella mujer en ...
... realidad toda una señora, estaba bien dilatada y lubricada, la banana del morenazo era demasiado grande como para entrar sin apuro entre las nalgas de la bella Anna. Roberto empezó a mover las caderas abajo y arriba, de forma que con cada empujón su miembro entraba un centímetro más en el culo.
― ¡AAAH! ¡AAAH! ¡AAAH!
Ella emitía una queja, un lamento cada vez que el grueso pene del hombre perforaba su hermoso culo. Cada embestida le lastimaba pero aun así Anna permanecía inmóvil y terriblemente excitada, como toda mujer al presagiar que su amante le va a romper el culo a pollazos.
Pero entonces, Roberto se detuvo y la obligó a empezar a dar botes y a calvarse ella misma toda su erección.
― ¡AAAH! ¡AAAH! ¡UUUUUM! ―gimió Anna sintiéndose atravesada.
Equivocadamente, Roberto pensó que Anna había tenido rápidamente otro orgasmo ahora por estimulación anal, y entonces sí se puso tras la profesora. El hombre le separó un poco las nalgas, y nuevamente se abrió paso por las estrechísimas paredes de culo de Anna, ella gritaba mientras sentía que su ano se iba a romper… El macho volvió a tomar posesión de aquel agujerito, y cabalgó a Anna a su antojo.
― ¡Plash! ¡Plash! ¡Plash! ―sonaba obsceno el trasero de Anna.
Ella seguía boca abajo con su cara hundida en las sábanas, sus ojos cerrados, su espalda arqueada y sus hermosos senos colgando en el vacío. Roberto la cabalgaba con temple, sin prisa, y dilataba tanto aquel agujero que Anna estuvo a punto de gritar nuevamente. El ...