Fecha: 14/12/2017,
Categorías:
Primera VezHardcore,
Tabú
Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster
... respuesta…“Y dónde la tiene…?” Le pregunté, recalcando el doble sentido.Manuel miró hacia el fondo del palier principal, donde guardaba los trastos de limpieza y sus herramientas. Me hizo un guiño, para que lo acompañara.Al entrar a ese cuartucho mal ventilado, me indicó que las lámparas las guardaba en una estantería de madera. Por delante había un pequeño banco; pero Manuel me dijo que él era demasiado pesado para subirse y podía romperlo.Así que me pidió que subiera yo a alcanzar esa caja con lámparas.Me tendió la mano y pude ver que el viejo verde inclinaba la cabeza para mirar por debajo de mi breve pollera de jean. Hurgué en la caja sin apuro, para darle tiempo a que pudiera distinguir bien el color blanco de mi bombacha y hasta la mancha húmeda que llevaba en la entrepierna…Saber que el tipo me miraba desde abajo estaba calentándome demasiado. Mi concha seguía humedeciéndose más…Le alcancé la lámpara y Manuel me hizo sentar sobre una mesa de roble. Lo hice y entonces él me puso su mano sobre mi pierna…“A ver, nena… qué es lo que estás buscando…?”“Nada Don Manuel, necesito la lamparita, nada más…”“No me mientas, pendeja… a vos no te hace falta una lamparita…”En ese momento me di cuenta lo que estaba por hacer y eso me provocó una tremenda calentura. Seguramente en ese mismo cuartucho maloliente, el viejo ya se había cogido a más de una mina del barrio. Yo iba a ser otra de sus putitas…“Tiene razón Don Manuel… no necesito esa lamparita…”Y entonces me bajé de la mesa y me ...
... dirigí al palier.Al llegar a la puerta de mi departamento estaba con la boca seca, pero seguía estando muy, muy caliente. Me saqué la bombacha y efectivamente, estaba totalmente empapada.Me tomé un vaso de agua y, mientras lo hacía, no podía dejar de pensar en la cara de lascivia de Manuel.Las piernas me temblaban cuando volví a tomar el ascensor.Encontré al portero en el palier y le dije con voz firme que había vuelto a buscar mi lámpara. Me miró con cara de asombro y me dijo que lo acompañara. Me llevó otra vez a su aguantadero…Me hizo sentar otra vez sobre esa fría mesa de roble, pero ahora me abrió las piernas y puso sus pesadas garras entre mis muslos.“Te pregunto otra vez, pendeja… qué estás buscando…?” Susurró.Mientras me miraba a los ojos, sus dedos recorrían el interior de mis muslos, acercándose cada vez más a mis labios vaginales. Entonces tuve un sobresalto, al recordar que me había quitado la bombacha humedecida en mi casa.Cuando sus dedos estuvieron a escasos centímetros de mi concha, me preguntó si eso me gustaba. Y yo le dije que sí.El muy hijo de puta me tuvo un rato así, rozando apenas mis muslos. Mientras yo gritaba por dentro pidiendo y suplicando que me hundiera esos dedos enormes en mi concha desesperada…Mi calentura ya me hacía volar; así que de repente me quité la camiseta por la cabeza y le mostré mis tetas desnudas, con mis pezones bien endurecidos. Manuel acercó su boca a ellos y comenzó a lamerlos.En apenas segundos me provocó un tremendo orgasmo; ...