Ingeniera Civil
Fecha: 14/12/2017,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... el lugar me sorprendió lo espacioso y lo que a mano estaba de la carretera. Había en el predio una nave donde guardaban los implementos para tener el lugar limpio. Tenía un piso arriba como para usarlo de escritorio, me hubiese gustado tener la llave para mirar mejor el panorama. En el entorno se veían construcciones que hacían pensar que la crisis estaba quedando atrás, y esa parte pronto iba a estar muy poblada.
Un poco más lejos estaba atracado un crucero de turismo, que como me había dicho Beti, no alcanzaba para hacer factible semejante inversión.
Seguí paseándome, y sacando fotografías para darme una idea de lo que podía llegar a ser esa parte, cuando se terminaran las construcciones.
Al medio día, se me ocurrió pararme a comer en algún restaurant. Para mi sorpresa solo había locales de comida rápida, de cadenas conocidas.
Tuve que conformarme con eso, aunque no era de mi agrado.
A la tarde seguí con mis fotos, cosa de poder hacer un relevamiento de los alrededores y que posibilidades tenía de hacerlo interesante para la gente de cercanía.
Cerca del puerto grande había un club marino donde atracaban lanchas y yates de paseo. No era mucho, pero todo sumaba.
Después de recopilar todos los datos que me parecieron interesantes, volví a mi departamento y trate de armonizar todo en un conjunto. Era un proyecto que necesitaba tiempo para dimensionarlo en su totalidad.
El domingo, salí a la mañana al súper a buscar de ponerle algo a la despensa.
En ...
... el elevador me encontré con Romina que salía a lo mismo, decidimos ir juntas en mi coche, después de hacer las compras a la vuelta me invitó a ir almorzar a un restaurant en la playa, pero en la otra punta de donde había ido el día anterior. Acepté, me evitaba de cocinar y de comer sola.
No lo lamente para nada, Romina era Andaluza, y tenía una chispa que era difícil aburrirse en su compañía. Nos contamos lo que quisimos contarnos, y nos enteramos de lo que quisimos dejar que nos enteráramos. Ninguna de las dos éramos metiches, así que pasamos una tarde como hacía rato que no pasaba.
Empezó la nueva semana, y enseguida me sumergí en el trabajo. Viviana a veces me llevaba a ver los otros emprendimientos para ver que me parecían.
Yo sabía que mi opinión en esos casos no contaba, pero igual le arrimaba mi parecer que poco difería de lo hecho.
Otras veces íbamos a ver trabajos puros de decoración, que poco tenía que ver con mis conocimientos, pero no dejaba de admirar. Creo que, en plan didáctico, quería meterme el gusano de la estética y de a poco lo iba consiguiendo, como conseguía que mi admiración por ella fuera aumentando.
Así pasaron tres meses, los piropos poco disimulados eran pan de todos los días, y tengo que reconocer que me agradaban
El proyecto del centro comercial, lo manejaba lentamente, tratando de encontrar ideas que lo pusieran más en valor.
Y mi vida, era el trabajo, saliendo a tomar un té con Viviana, y en los días libres a veces con Romina ...