Entregando a Loreba 48 - Relatos Eróticos

Entregando a Loreba 48

... había enfiestado a mi mujercita en aquélla noche de cumpleaños…Esta vez Lorena me dijo que yo viajara adelante, para conversar con Omar. Ella iría en el asiento trasero, junto a Jorge…A poco de iniciar el viaje, me pareció oír unos leves gemidos provenientes del asiento trasero. No me animé a girar directamente mi cabeza para averiguar qué estaba pasando, pero Omar sonrió levemente mientras miraba por el espejo retrovisor. Supe entonces que, con esa complicidad en las miradas; ese otro turro de Jorge estaba haciendo gemir a Lorena…Cuando estábamos por llegar, Lorena les agradeció el viaje y les ofreció quedarse para compartir un último trago con nosotros en casa. Ambos aceptaron encantados. Entonces imaginé que la intención de esos dos tipos era cogerse a mi esposa; aunque yo estuviera allí presente…Apenas entramos a casa, Lorena puso música y atenuó un poco las luces.Después de varias copas, todos estábamos bastante distendidos.En un momento les pregunté si habían enfiestado entre los dos a alguna mujer. Ambos abrieron los ojos y miraron sin disimulo a Lorena; pero enseguida aclararon casi al unísono que jamás lo habían hecho…Entonces habló mi mujer, dejándonos mudos a los tres hombres:“Ustedes dos podrían enfiestarme a mí… A mi esposo le gusta mirar…”Yo no dije nada; me serví otra bebida, esperando la reacción de ellos dos.Pero los dos pibes seguían callados, todavía asimilando lo que había dicho mi sensual esposa. Ambos estarían seguros de que ella nunca se había enterado ...

... cómo le habían dejado el culo lleno de semen entre los dos.Pero se equivocaban: hasta yo mismo lo sabía…Lorena decidió arrancar el juego. Se puso de pie y empezó a deslizar su vestido largo por las caderas, hasta dejarlo arrebujado en el piso. Quedó vestida solamente con un par de zapatos de taco aguja…Se acercó a Jorge y lo hizo poner de pie. Luego comenzó ella a refregar su cuerpo contra el de él. Por supuesto, el flaco no se quejó y me miró a los ojos buscando mi aprobación. Con un leve gesto de mi parte, el tipo comenzó entonces a franelear a mi esposa, atrayéndola contra su cuerpo, apoyando el trasero de ella contra su ya endurecida verga dentro de sus pantalones…En un momento ella se dio vuelta y se agachó frente a Jorge, para bajarle los pantalones hasta los tobillos. Luego Lorena se recostó sobre el sillón, abrió sus piernas y esperó por su amigo, diciéndole que era toda suya…El flaco no demoró ni unsegundo en zambullirse entre los muslos abiertos de mi esposa, metiendo su lengua hasta el fondo de esa concha mojada.Ella cerró los ojos y comenzó a suspirar suavemente.De repente Jorge la hizo girar, poniéndola en cuatro. Se sentó en el lugar de mi esposa y le ordenó que le lamiera la pija. Cuando ella empezó a hacerlo, su redondo culo quedó disponible para Omar, que no dudó en acercarse.Se ubicó detrás de ella y le pasó la punta de su verga erecta entre sus redondos cachetes, abriéndoselos con ambas manos. Cuando justo estaba por penetrarle la concha, Lorena les dijo a ...