Anoche soñé contigo - Cuarta parte - Relatos Eróticos

Anoche soñé contigo - Cuarta parte

... Chabela por fin se desnudó, mostrando a los jóvenes toda la belleza de su femenino cuerpo:Así vieron por primera vez a una mujer desnuda frente a ellos.Luego de aquel sensual baile, la chica se les acercó y a cada uno les abrió la bragueta. Ambas astas de carne vislumbraron el techo con la excitación saliéndoseles jugosamente por sus “bocas”, y con venoso su “cuello” totalmente erecto.—Así que quieren que los estrene —dijo, sin tapujos, Chabela, a la vez que se sentaba en medio de ellos sobre la cama y los manueleaba a dos manos.La chica se inclinó y se metió el falo de Toto en su boca, chupándoselo y dejándoselo bien ensalivado. Fue luego turno de Quique, pero, ya estando a punto de metérselo...Tocaron a su puerta nuevamente.A los chavales se les bajó la excitación de sopetón. En la mente de Quique ya sonaba el: “carajo, ya ves Toto, te lo dije”, que le diría a su amigo, pero no pudo emitir palabra por la premura del momento.—¡Métanse al ropero! ¡Órale, deprisa! —ordenó la chica.Los dos chicos obedecieron, no les quedaba de otra. En el cuartito no había mucho lugar dónde esconderse. Como sea cupieron en el estrecho escondite.Chabela, por su parte, se puso un camisón mientras aún insistían los golpes a su puerta.—¡Ya voy!Como las puertas del ropero no cerraban ...

... del todo, Toto y Quique las sostenían por dentro para que no se abrieran. Esto, no obstante, les permitió ver lo que pasaba allá afuera, por medio de la abertura que quedaba.Chabela abrió, yFernando; el padre de Quique; fue quien entró.—Ya ves, te dije... te dije que era una trampa. Seguro que les avisó a mis papás... —reclamó Quique.—Shsss... cállate —ordenó Toto, para que su amigo guardara silencio.Los chicos miraron nerviosa pero atentamente. No sabían qué iba a pasar, y, a decir verdad, ni se lo hubieran imaginado:—Sé que me dijiste que hasta mañana, pero ya no aguanto.Y el hombre se le fue encima a la chamaca. Fernando besó a Chabela con tal intensidad que parecía que se la quería comer de un bocado. Como era mucho más alto, esto hizo más patente la diferencia de edades. Aquella era tan sólo una chiquilla a lado de aquél ya padre de familia.Como Chabela sólo se había cubierto con su camisón, a Fernando le fue muy fácil desvestirla arrancándoselo prácticamente. Así, encueradita, las carnes de la muchacha temblaron mientras el hombre la llevaba hacia la cama.Toto y Quique se miraron en la penumbra de su escondite. A estas alturas ya sabían lo que estaba por suceder: el papá de Quique se chingaría a Chabela y ellos no podrían evitarlo, a menos que...Continuará...