El calvario de Luciana (4)
Fecha: 27/11/2017,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... frente, inmóvil. Se puso de pie y probó poner sus manos en las tetas. La joven dio un levísimo respingo pero inmediatamente volvió a la inmovilidad mientras la doctora le acariciaba los pechos y jugaba con los pezones que rápidamente se pusieron duros.
-¿Te gusta lo que te estoy haciendo, Lucianita? –preguntó la médica.
Luciana había empezado a respirar agitadamente por la boca:
-Sí… -fue su respuesta.
Mónica sonrió y fue bajando su mano derecha lentamente mientras decía:
-No pienses nada, Luciana… En tu mente no debe haber pensamientos ni ideas… Ya te enseñé eso, ¿verdad? –y su mano seguía rumbo al sur de ese cuerpo joven y magníficamente formado. Era sólo un roce suave de los dedos que claramente provocaba en Luciana sensaciones placenteras evidenciadas en su respiración y algunos gemidos que brotaban de su boca entreabierta.
“Ya está a punto. –se dijo la doctora. -Emilia ya puede echarla a los leones.” –y en coincidencia con esta conclusión sus dedos llegaron a destino provocando en Luciana otro leve respingo que Mónica evaluó, como el anterior, producto de la sorpresa y no de un rechazo. Entreabrió suavemente los labios externos y comprobó, que su víctima había empezado a mojarse.
Ella, por su parte, no sentía excitación sexual sino que actuaba con la precisión y frialdad de un cirujano.
-Te gustó mi mano y estás caliente, ¿verdad, pichona?
-Sí… -contestó la jovencita que había comenzado a temblar ligeramente y seguía respirando fuerte y con ...
... la boca abierta.
-Estás teniendo sensaciones muy placenteras…
-Sí, sensaciones… sensaciones muy… muy placenteras…
La médica dejó su mano en el tibio y mojado nidito, que por orden de Emilia y obra de Luisa se veía totalmente depilado, atrajo hacia si a la joven y con la otra mano se puso a acariciarle suavemente las nalgas. Un gemido escapó de la boca de Luciana y entonces la doctora retiró sus manos y le dio la orden de que se acostara de espaldas. El rostro de la víctima se crispó por unos segundos pero simultáneamente hizo lo que se le había ordenado. Mónica se arrodilló en la cama y le dio una nueva orden:
-Abrí las piernas. –y Luciana las abrió.
-Encogelas con las rodillas bien separadas. –y la joven volvió a obedecer mientras la perversa médica advertía con una sonrisa el brillo de los flujos que asomaban entre los labios externos de esa conchita cuyo desvirgamiento Emilia iba a cotizar a un elevadísimo precio.
-Muy bien, pichona, te estás portando muy bien, como queremos que te portes. Ahora dame tu mano derecha. –y Luciana la extendió para que la doctora la tomara e inmediatamente la llevara hacia la vagina de su víctima. Un recuerdo brilló entonces en la mente de Luciana y comenzó a hundir dos dedos en su concha en tanto exhalaba gemidos de placer y su respiración se agitaba.
La médica le soltó la mano y acompañó la masturbación con premisas clave que Luciana, en profundo trance hipnótico, iba grabando en su cerebro:
-Muy bien, queridita… Muy ...