La protestanta y yo - Relatos Eróticos

La protestanta y yo

... pantalón, tomé mi cosa y se la apunté a esa rica panocha,..."¿ya?"...preguntó con voz quebrada, le dije si y se sentó, ¡¡¡mmmm!!!, se tragó toda la verga, 18 centímetros se clavaron en esa vagina blanquita, el ruido fué acuoso, comenzó a subir y bajar, Ami miraba por un lado la acción, las carnes se sus nalgas, vibraban con cada embestida, la apreté hacia mí para poder agarrar ese par de tetas y pellizcar los pezones duros como rocas. En eso que me dice:"dame duro papi pero por el ano", más felicidad para mí. Se levantó un poco, se la saqué de la pucha y se la apunté al fundillo, así, sin dilatación previa, se ensartó solita, obvio le dolió y yo sentí que el glande se restiraba más de lo debido, llegó hasta la base del pene, quedándonos quietos un instante. Ella solita comenzó a subir y bajar, agarrada de los dos apoya-cabezas delanteros, su nalgas rebotaban, agarré a dos manos las tetas, sentí la tensión previa a la eyaculación y las bajé hasta su puchita. Acariciè en circulos su clitoris y nos venimos, una venida que parecían ríos, hasta se mojó el piso de su auto. Nos quedamos quietos, empapados en sudor. Por fin, me habia cogido a una fantasía, una quimera que ahora se hacía real. Se vistió y salimos del auto, aún oliendo a sexo duro. Una de sus hermanas de fe, había visto casi todo desde la otra banqueta, otra muñequita. Se acercó y le dijo a mi Ami que, al otro día le tocaba o lo contaba al pueblo, pero eso, mis amigos, es otra historia. Gracias. 100% real.