El nuevo entrenador
Fecha: 16/06/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: thescreamline, Fuente: CuentoRelatos
... No se dio cuenta de nada - comenté, abriendo la puerta del cubículo. - Quita esa expresión de película de terror.
- Pudo habernos descubierto... - se lamentó Bruno.
- Tranquilo - dije, recogiendo mi ropa para volver a vestirme. - Cualquier concepto que Edgardo pueda tener sobre ti, será inferior al que todos tenemos sobre él.
Sonrió como si le hubiera dicho una gran verdad, aunque esta vez no hizo el intento de golpearme. Salió rumbo a su cubículo y al cabo de un minuto volvió a salir con otra ropa. Era un hombre precavido que sí llevaba ropa para cambiarse.
- Sobre lo que pasó... - quiso explicar.
- No se lo diré a nadie - prometí. - Además de que no pasó nada, claro.
Bruno miraba el piso, estático, brindando la imagen de un filósofo que buscaba alguna nueva conclusión para la vida.
- Yo realmente quise - afirmó.
- Lo sé - contesté. - También yo.
Notamos que la música se apagó en el gimnasio, señal de que Edgardo impacientemente estaba presionándonos para que nos marchemos. Así que eso hicimos. Salimos de allí y jamás volvimos a mencionar el tema.
Bruno no volvió al entrenamiento durante esa semana, pero no me llamó la atención. No tenía una asistencia perfecta, muchas veces por no encontrar un reemplazo para que atendiera su negocio. Y cuando nos volvimos a ver, nos saludamos cordialmente y nos cruzamos en diferentes eventos sociales, sin llegar que se sintiera ...
... un momento incómodo. Tampoco hubo sonrisas ni miradas cómplices.
No obstante, yo opté por no aparecer con chicos en las dos siguientes reuniones sociales, por una cuestión de hacerle entender que estaba disponible para terminar lo que fue interrumpido. Pero como no dio muestras de querer hacerlo, para la tercera cena que organizamos, aparecí con otro chico de ocasión y me olvidé del tema.
Volví a la realidad mientras fuera la lluvia caía un poco más tenue pero sin indicios de detenerse.
- Oye - me llamó a la distancia. Me giré y lo encontré asomando la cabeza en la entrada del vestuario. - ¿Me acercas mi mochila?
Tomé la mochila que dejó en el piso y caminé hacia el vestuario. Cuando me acerqué a él, comprobé que estaba nuevamente desnudo. Me sonreía con la misma complicidad que tres meses atrás. Y yo devolví la sonrisa, aceptando la invitación.
- ¿Tienes fantasías con tu entrenador? - le pregunté.
Se rio. Agachó un poco la cabeza y me miró, invitándome en silencio a entrar con él al vestuario.
Su cuerpo continuaba esculpido. Una invitación a perder los papeles de entrenador y cliente, más todo el profesionalismo que había cosechado desde que Edgardo me dejó a la cabeza junto con Valeria.
- Supongo que no vendrá nadie - analizó.
Miré hacia la puerta. La tarde y la lluvia le daban la razón.
- Supongo que no - dije. - Así que es mejor si le echo llave a la puerta.