... rabia fría y oscura, el responsable iba a pagar porque lo destrozaría.
Ninguna se percató del tiempo, tampoco interesaba porque mientras Ava la necesitara, Amanda estaría allí. Cuando ya solo quedaban lágrimas silenciosas y suspiros, Ava se obligó a sí misma a reaccionar, considerando donde estaba y con quien, Amanda que percibió el movimiento le permitió la libertad de apartarse si lo deseaba. Pero negar lo que habían sentido en ese abrazo, sería una mentira. Protección, apoyo, la sensación de estar en el lugar correcto, con la persona correcta, emociones peligrosas que tampoco tenían garantía y podía destrozarla y que por ese instante, prefirió ignorar. Finalmente se apartó, con la sensación de pérdida absurda, que la impulsaba a lanzarse a sus brazos otra vez, estaba demasiado agotada para avergonzarse, para dar explicaciones y Amanda pareció comprender, como si la conociera de toda la vida, para ella parecía ser un libro abierto.
-Pediré a Rosa que traiga un té, o lo lleve a tu habitación.- dijo rompiendo en silencio, Ava negó, en su habitación estaría sola y sin Amanda se derrumbaría otra vez –Entonces aquí.- la llamó a través del teléfono interno y minutos después, la mujer apareció con té y galletas, un extra, intercambió una mirada silenciosa al ver el estado de Ava, pero se abstuvo de hacer preguntas y se marchó en silencio –Te hará bien, come.
Ava lo hizo, el té la relajó considerablemente y las galletas le endulzaron el paladar, un paso adelante. Amanda ...
... era una presencia sólida y silenciosa a su lado y eso la mantenía firme. Tenía la camiseta húmeda y arrugada, suspiró culpable, pero no incómoda por haberse derrumbado frente a ella, quizás porque sabía que no lo utilizaría en su contra. Como todo aquellas emociones desconocidas deberían preocuparle, porque podían hacerle mucho daño.
-Tu ropa.- logró decir en voz baja.
-Tengo más.- una respuesta relajada, simple -¿Mejor? – Ava sintió.
-Lo siento.
-Eres humana, me hubiese preocupado que la presión provocara algo peor. Ahora tendrás la cabeza más despejada para pensar, esto ha sido bueno.- otro suspiro, lo cierto era que se sentía apaleada –Puedes comenzar mañana, hoy relájate en la piscina, disfruta el día con Sebástian, hay tiempo.
-No.- respiró categórica y dejó la taza sobre la bandeja –Los números me relajan, necesito distraerme.- Amanda no estaba de acuerdo, pero no dijo nada más.
-Si no estás concentrado quiero que lo dejes, no nos podemos permitir más errores.- fue la condición.
-Lo haré.- meditó unos segundos en silencio antes de tomar valor para la siguiente pregunta –Hay algo más, ¿cierto? Algo más que... quieres de mí.- la razón le pegó una bofetada que ignoró, si se lanzaba a la boca del lobo no sería nadie más responsable que ella.
Una mirada azul llena de tormentas y oscuridad.
-Será que lo quieras dar Ava.- el tono derritió un poco el muro de hielo y desató una chispa.
-¿Tengo elección?
Amanda controló la irritación, ¿acaso estaba ...