Buenos Aires I - Relatos Eróticos

Buenos Aires I

... estar hoy. 

Era hija del dueño. No lo conocía, ya que era la primera vez que venía, así que me pareció extraño y expresé ese sentimiento con una mueca y el seño fruncido.

- Que raro, no conozco a tu padre, es primera vez que vengo.
- Bueno, tomá, leé esta nota y notarás que no miento. 
- Te creo sin leerla, pero está bien - dije, dándome cuenta que fue algo apresurado. Ella me miró y logré ver una mínima curva en la comisura de sus labios por un segundo.

Me adentré en la nota que dejó el viejo. "Pasále este sobre también a Gonzalo, el pibe que dejó el rollo hace un rato". Recordé que tuve que dar información de contacto para revelar y no me pareció extraño lo del nombre, pero era raro el hecho, siendo que yo solo había mandado a revelar mi rollo. 

Me tomé la libertad de abrir el sobre en el mesón frente a ella, mientras atendía a otro cliente. Comencé a ver mis fotos y me sorprendí porque habían varias buenas. Logré lo que quería en la mayoría de situaciones. Mi sonrisa me delató y, cuando se desocupó, la chica se acercó a mí para preguntarme sobre el asunto.

- ¿Y? Tu cara me dice que tenemos algo interesante.
- Puede ser, ya que logré cosas entretenidas. Pero estaba revisando mi sobre, ahora veré el que tu padre me dejó.

Abrí el segundo sobre y noté que tenía un papel dentro, junto con unas diez fotos.

"Para tí, Gonzalo.
Tus fotos me sorprendieron, la verdad es que tenés un ojo bastante bueno para esto de la foto callejera. Un ojo así solo puede ...

... pertenecer a un corazón inquieto, por lo que quiero compartir con vos unas fotos mías de mis días dorados recorriendo las calles de Buenos Aires.
Entre aficionados nos entendemos, espero que te gusten y, si no, sentite libre de devolver el sobre a mi hija, Valentina, ya que yo no estaré por unos días.
Espero que sigás capturando tantos buenos momentos. "
Manuel Casanova.

Un sentimiento de alegría me llenó y no pude evitar esbozar una sonrisa enorme de oreja a oreja. Por un lado, reconocieron mi buen ojo y, por el otro, ya podía ponerle nombre a la misteriosa mujer delante mío. Además, me di cuenta de que el dueño era Manuel Casanova, uno de los grandes fotógrafos que Argentina ha producido. Valentina se dió cuenta de mi expresión y me habló.

- Uf, parece que ahora sí tenemos algo bueno.
- Tu papá es un grande, me sorprende su gesto tan cálido...
- Debe ser por algo, ¿o no? - dijo, regalándome unos ojos inquisidores como nunca los había visto.
- Bueno, algo le pongo.

Le pasé la carta a Vale mientras yo veía las fotos de Manuel, que eran espectaculares. Se notaba un misterio en cada foto, un ojo que capturaba toda bella insolencia del mundo representada de forma humana.

- Realmente tu viejo es grande. - le dije mientras miraba su cara de interés.
- Cerrá la boca, que se te cae la baba. - me respondió, riendo con unos ojos achinados.
- Hey, tengo todo el derecho de maravillarme con estas obras maestras.
- Pues sí, es cierto. Mi papá pasó años coleccionando esos ...