1. La reeducación de Areana (3)


    Fecha: 19/07/2021, Categorías: Masturbación Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... hizo sonar su campanilla y al instante apareció Milena, que luego de saludar a Elena se dirigió a la dueña de casa:
    
    -Diga, señora.
    
    -¿Cómo está la pupila?
    
    -Relativamente bien, aunque sigue insultando y exigiendo que la dejemos ir. Si usted me lo permite la amordazo, señora, porque me tiene harta con esa letanía.
    
    -No, dejala que ladre. Con no hacerle caso es suficiente. Ahora vamos a verla. -dictaminó Amalia y las tres se dirigieron a la habitación de la cucha.
    
    Cuando entraron Areana estaba echada en el piso fuera de la cucha. Evidentemente había conseguido salir arrastrándose y cuando las vio repitió su exigencia:
    
    -¡Sáquenme estas cosas y déjenme ir! –luego reparó en Elena, la miró durante un rato y finalmente dijo:
    
    -Usted… Yo a usted la conozco… ¿Usted no es amiga de mi madre?
    
    Elena se acercó a ella tratando de disimular la excitación que la invadía arrolladoramente ante el espectáculo que ofrecía Areana, desnuda, esposada, con grilletes en los tobillos y el collar de perro. Se aclaró la garganta, se puso en cuclillas junto a la jovencita y dijo acariciàndole la cabeza:
    
    -Claro, dulce, y precisamente estoy aquí porque tu mamá me pidió que viniera a verte y le cuente cómo estás.
    
    -¡¿Cómo estoy?! ¡Ya ve cómo estoy! ¡Pero ella tiene la culpa! ¡Ella fue la que me trajo! –se encolerizó Areana.
    
    -Calmate, Areanita. Tu madre lo hizo por tu bien. Tenías una conducta imposible de soportar. Tu mamá corría el riesgo de un colapso nervioso. Algo había que ...
    ... hacer con vos. –y mientras hablaba ponía todo su esfuerzo en no mirar ese bello cuerpito adolescente exhibido en todos sus encantos.
    
    -¡Cuéntele cómo me tienen! ¡Cómo un animal me tienen! ¡Dígaselo! –reclamó exaltada la jovencita y luego, bajando el tono y como si hablara con ella misma dijo:
    
    -Si mi conducta la molestaba tanto, ¿por qué no hizo algo para corregirme ella?... ¿por qué tuvo que traerme acá?... ¡Me tienen en una cucha y con un collar!... ¡¿Qué soy yo?! ¡¿Una perra?! ¡Cuéntele esto a mamá!
    
    -Tranquila, Areanita, tranquila. –dijo Elena y se incorporó haciéndole una seña a Amalia como indicándole que la visita había terminado.
    
    -Metela otra vez en la cucha. –ordenó Amalia dirigiéndose a Milena y salió de la habitación con Elena mientras ambas oían los gritos de Areana:
    
    -¡No me toques, yegua hija de puta! ¡Soltame!
    
    -Brava la nena. –dijo Amalia camino del living.
    
    -¡Y que buena está! ¡Quiero comérmela ya! –se exaltó Elena.
    
    -Ya la gozaremos, tené paciencia. ¿Qué le vas a contar a su mamita?
    
    -Qué está en buenas manos.
    
    -Te va a exigir detalles.
    
    -Es sencillo. Le digo que están haciendo con Areana lo que ni ella ni su marido se atrevieron a hacer: tratarla con el rigor necesario para corregirla.
    
    -Palizas. –dijo Amalia.
    
    -Palizas. -repitió Elena. Ambas se despidieron y fue Marisa quien acompañó a la visitante hasta la entrada del edificio.
    
    Cuando llegó a su casa Elena llamó inmediatamente a Eva:
    
    -Areanita está bien, no te preocupes, ...
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