La primera paja
Fecha: 31/05/2021,
Categorías:
Masturbación
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Hola, como les va, bueno me llamo Carlos, les escribo desde Santiago de Chile y llegué a esta página de puro caliente y cada vez que leo un relato la polla se me para y generalmente termino pajeándome. La historia que les cuento es de mi primera paja o masturbación, bueno esto sucedió hace a lo menos cuatro años, cuando tenía 14 y en realidad desde ahí descubrí uno de los mayores placeres que están ahí a la mano.
En verdad, soy muy caliente y en esos años me entretenía leyendo reportajes sobre sexo y siempre hablaban sobre el orgasmo o la masturbación, yo no tenía idea de que se trataba eso e incluso veía con malos ojos cuando mis compañeros de colegio hablaban sobre lo bacán de pajearse. Sin tener idea y sobre todo sin tener la mayor información de cómo se hacía (no preguntaba por vergüenza, pues soy un poco tímido) solía ejercer presión por sobre el colchón de mi cama o sobre cojines justo en la parte genital imitando así una especie de vagina o por lo menos tratando de imitar lo que veía en las películas porno del cable. Así lograba sentir cosas totalmente desconocidas para mí a esa edad, justo en el momento en que sentía que un líquido corría dentro de mí, paraba, sintiéndome un poco frustrado al no seguir sintiendo placer Sin embargo, en las noches tenía sueños eróticos y al despertar me encontraba todo manchado y pegoteado sin saber porque.
En esto pasaron unos tres meses hasta que en un día miércoles de Septiembre, cuando los profes estaban en huelga, comencé a ...
... pasarme películas con una mina que me tenía excitadísimo, que tenía un culo enorme y unas tetas que parecían melones con unos pezones negritos y redondos, en eso, el pico se me comenzó a levantar y a crecer hasta alcanzar los 15 cms. ( hoy con 18 años logró una erección de 20 aprox.) ahí, en mi cama, me saqué la polera, luego el pijama, para quedar completamente en pelotas y con el cabezón rojito, destapé la almohada y la puse en una posición justo para parecer el cuerpo de una mina y con la verga a mil presionaba sobre ella teniendo mucho placer, gimiendo una y otra vez por la nueva sensación hasta que llegó el momento en que desafiando mi propia conciencia y sintiendo que algo caliente se venía y no queriendo terminar con el placer dejé que corriera lo que se venía hasta expulsar un chorro enorme de líquido blanco, lechoso, como crema viscosa y calientito junto a un orgasmo interminable que ante la novedad, me pilló desprevenido, y para no manchar las sábanas puse mi mano que se empapó de semen ( lo sabría después) que no paraba de salir y salir, quedando todo pegajoso, lo cual me excitaba.
Esa fue mi primera paja, la cual se sumó a una culpabilidad súper fuerte por lo cual me prometí a no hacerlo nunca más, si cuando se lo conté al cura (en ese tiempo era muy católico, ya no tanto) éste me dijo que era un pecado de enorme gravedad y que si lo seguía haciendo me crecería pelo en la palma de la mano o que tendría problemas intelectuales si lo seguía haciendo.
Lo cierto ...