Chantaje (X): Un paso a lo prohibido
Fecha: 02/03/2021,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: TKBDDOS, Fuente: CuentoRelatos
... dicho, “cogiéndome” con la mirada y metiéndome tremenda mano entre las piernas comenzó a “comerme” en una forma mucho más efectiva. Empezó con mis pechos, a los que brindó una atención especial, a la vez que sus dedos eludían la tanguita y efectuaban su labor ahí abajo. Me pasaba la lengua alrededor de los pezones, me soltaba una escupidita justo sobre el botón y metiéndose buena parte del pecho dentro de la boca, me lo succionaba con frenesí.
Que mi hermano me chupe las tetas, me las mame en esa forma, me enloquece, por lo que echando la cabeza hacia atrás solté una exhalación de placer, a la vez que lo agarraba de los pelos y lo “obligaba” a seguirme mamando de esa manera. Su respuesta fue meterme los dedos más adentro todavía. Yo seguía aferrada a su verga, como si sostenerme de esa erección dependiera mi vida, por lo que de a poco fui bajando, hasta quedar frente a frente con mi objetivo, de rodillas, casi en absoluta sumisión, dispuesta a entregarle a mi hermanito la prueba de sometimiento más extrema que pueda brindarle una mujer a un hombre.
Sin soltarla, comencé a besársela por los lados, evidenciando mi entrega y redención. Debido a la dureza que ostentaba, la piel se tensaba al máximo, casi al borde del desgarro. Me encantan esas pijas que exhiben su virilidad en todo su entorno, hasta las bolas se notaban llenas, se las tocaba y las sentía duritas, entumecidas. No pasó mucho para que empezara a chupársela con suma delectación, por lo que sin demora ...
... alguna ya le estaba brindando una mamada en toda regla, como semejante obra de arte se merece. Escuchar gemir a un hombre, suspirar, estremecerse por la chupada de verga que le doy es mi mayor recompensa.
Nada me reconforta más que esos suspiros, saber que Toño está gozando por lo que yo le hago. Parecía que convulsionaba por la forma en que se estremecía. Le chupé y lamí las bolas largo rato, sintiendo en ellas la irresistible ebullición del placer. Acto seguido procedió a devolverme atenciones. Me puso de espalda contra el colchón, yo misma me saque la tanguita, preparándome para lo que de inmediato habría de venir. Me abrió de piernas y entró a chuparme la concha con el mismo entusiasmo y frenesí con que yo lo había atendido a él. Me dejo la concha a punto de caramelo, temblando de excitación, lista para metérmela, y eso fue precisamente lo que hizo.
Se puso condón, se acomodó encima de mí y apoyando la punta justo en la entrada, entre los labios, me la metió. Solté un ahogado gemido al sentirla adentro, recorriendo con su pronunciada curvatura todo mi caliente y húmedo interior. Me llenó toda con un solo movimiento, y ahí mismo, en la tradicional pose del misionero, empezó a cogerme con un ritmo por demás intenso y sostenido. Yo cerraba mis piernas en torno a su cintura, empujándolo más contra mí, ansiosa por sentir esa curva rasparme el clítoris. A la vez que me cogía, nuestras bocas mantenían su propia batalla, nos besábamos, nos chupábamos, nos lengüeteábamos, nos ...