Mi profesor me convirtió en su esclava (III)
Fecha: 28/12/2020,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: karen69, Fuente: CuentoRelatos
Se abrió la puerta de la habitación. Martin entro totalmente desnudo, estirándose, recién levantado de la cama. –¡Buenos días tetas! Hora de levantarse zorrita holgazana, espero que hayas descansado bien. –dijo burlonamente.
Yo seguía en la misma posición incómoda en la que me había dejado. Brazos estirados hacia los lados con las manos abiertas, sostenidos por las uñas que estaban atadas con nailon a las paredes.
Mi torso atado al respaldo de la silla, con las tetas atadas en la base aunque sin mucha presión, pero si la suficiente como para conseguir en ellas un tono algo morado.
Mi rostro adornado con un tapabocas con arneses de cuero. Debajo del tapabocas, una cinta adhesiva transparente me impedía abrir la boca. Y dentro de mi boca un condón usado por Martin para masturbarse, y cuya leche ya había digerido del todo. Mi nariz estirada hacia arriba por una cuerda con dos ganchos, haciéndome parecer una cerda.
Mis piernas flexionadas del todo, con los tobillos atados a los muslos, y los muslos atados a los posa brazos de la silla. La posición de estas dejaba mi cuca totalmente expuesta, con los labios vaginales mordidos por trampas de ratones que estaban sujetas también a los posa brazos, dejando mi vulva tan abierta como una flor.
No solo era lo incomodo de la posición, ya que además de esto, una pinza vibratoria en mi clítoris y un vibrador metido en mi abertura vaginal, funcionando toda la noche, me mantuvieron despierta, teniendo orgasmo tras orgasmo. El ...
... vientre y mi estómago me dolían de tantas convulsiones. Además de llevar escrito en la pancita “Hola, soy “Tetas”, y soy tu juguete sexual”. El rotulador con el que fue escrito también hacia un buen trabajo como estímulo anal, ya que lo tenía metido en el culo.
Se colocó detrás de mí, viéndome a través del espejo que estaba dispuesto en frente de nosotros, el cual la noche anterior coloco allí para que viera en lo que me había convertido. Tomo mi cabeza y la movió de un lado a otro, sin yo oponer resistencia alguna. Esto fue una manera de confirmar, de manera simbólica, que lo que tenía escrito en mi vientre era cierto: era un juguete, y Martin me manejaba como quería.
Toda la zona vaginal se veía brillante, de tanta humedad provocada por toda la excitación de la noche. Martin me rodeo de nuevo y paso sus dedos por toda la zona humedecida, mojándolos con mis jugos, para luego limpiarlos en mi nariz, aun estirada hacia arriba. –¿hueles? Huele a perra en celo. Para que tengas presente lo que realmente eres.
Me quito el tapabocas y los garfios de la nariz, luego me quito la cinta adhesiva de la boca, y yo escupí el condón. Martin lo tomo y reviso, comprobando que toda su leche había desaparecido. De seguro ahorita estaba en mi estómago.
-Eres un bastardo… -le dije, con voz baja, algo tímida. Estaba agotada. Y muy confundida. Estaba molesta por el haberme dejado toda la noche en esa pose. Y estaba muy excitada por el haberme dejado toda la noche en esa pose. Como ven, ...