... segundo, lo sentí muy directo, muy grande, muy decidido; no me dio tiempo de voltear y ver quien era ya que me había sujetado fuerte para que no saliera, pero su otra mano se había alojado en mi cadera entonces no me podía agachar ni mover ni nada. Sentí tan rico, que quedé inmóvil, solo logré morderme un labio para no gemir como me gusta, sin darme cuenta ya tenía el short a las rodillas y como con su mano hacia mi tanguita rosa de lado, pero le costó trabajo como era súper chiquita y pegadita, ya se había metido completamente entre mis nalgas y mi rajita, mientras su otra mano ya me había subido el bra y me estaba sobando las chichis. Yo seguía sin saber si realmente era Héctor, pero tampoco puse mucha resistencia, yo lo que quería era macho, era alguien quien me cogiera ya en ese momento, así que decidí abrir un poco más las piernas, abandonarme al placer, sentí como su pene grande, grueso, venudo y con una cabeza muy rica, se hacía paso entre mi rajita que ya estaba más que mojada, así que no hice más que cooperar y dejarlo que me penetrara.
Primero empujó y mi panocha empezó a ceder, luego metió la cabeza que mi rajita aceptó, después de unos empujones y conforme se fue lubricando el monstruo, se preparó para partirme en dos ¡AH QUE BUENA COGIDA ME ESTABAN DANDO!!! Él fuera del coche y yo con el culo al aire y las tetas bamboleándose dentro del coche, sentía como cada embestida me llegaba hasta el fondo, estaba disfrutando, en una que pude zafarme me coloqué frente a ...
... él, como llevaba tacones no me costó nada, solo hice mi cadera hacia adelante y metí su monstruo con mi mano a mi rajita, de verdad era enorme, grueso y esas venas mmmmmm me vuelven loca. Así de pie recargados en su coche ya no nos importó si alguien nos veía, yo con una pierna en el suelo y la otra rodeándolo tenía toda la profundidad necesaria para sentirlo entrar y salir y rozar todas mis paredes vaginales y sentirlo como me bombeaba. Yo no hacía más que abrazarlo, clavarle mis uñas, morderle los hombros, claro y mordiéndome los labios para no gemir como loca y que todo mundo supiera. Él paradito bombeándome cual máquina, sus manos rodeaban mis nalgas, mi cintura, jugaban con mis tetas, yo me sentía la más buena, la más puta, la mejor cogida del planeta.
En ese momento en que yo cambiaba de pierna, porque ya me había cansado, él colocó su mano entre nosotros haciendo un poco de presión en mi clítoris y me empezó a bombear un poco hacia arriba, tenía mi cadera pegada a él, pero yo estaba recargada en su coche ¡WOW! estaba haciendo un click espectacular lleno de electricidad que empezaba a recorrer mi cuerpo, mi raja se contraía. Ya lo tenía abrazado con las dos piernas, recargada en el coche, ya la blusa desabrochada y mis tetas al aire, ya mis gemidos eran incontrolables... estaba teniendo un orgasmo descomunal ¡HA QUE RICO!!! Yo toda sudada, era su momento porque empezaba a bombearme más rápido y empezaban sus espasmos, le dije que los quería DENTRO... TODOS... EN MI ...