Historias de oficina (22) Adiós
Fecha: 29/08/2020,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Danuss, Fuente: CuentoRelatos
Debía ser una pesadilla, Sara nuevamente estaba frente a mí con la misma sonrisa de mierda que la caracterizaba, mis ojos se posaron sobre el comisario que me miraba como si nada le importara. Debía ser totalmente normal para el venderse al mejor postor sin importar que llevaba en el pecho, esa placa completamente sucia y manchada de crímenes no merecía eso.
- Fue un increíble recorrido Srta. Márquez ¿Quién la ayudo?
No respondí nada solo observé la puerta de la celda abrirse, sentí una furia totalmente desconocida para mí, algo que raro que crecía en mi interior. Fijé mi vista en ese asqueroso comisario y apenas tuve la oportunidad le di el mejor gancho de toda mi vida haciendo que su cabeza rebote contra los barrotes de la celda.
Sara me observo visiblemente sorprendida, se apartó y guio mi camino con su brazo– Por aquí– aclaro. Deseaba con toda mi alma que ese hombre se muriera ahí mismo, para que no pudiera ayudar a ningún otro delincuente que ande suelto. Me llevaron inmediatamente de nuevo a la habitación que me había sido designada, solo que esta vez ahora esta encadenada Sofía con visibles golpes en su rostro.
- ¡Sofía! –Grite abrazándola– ¿Qué te hicieron?
No respondía solo mordía sus labios, temblando de miedo. Una vez más todo era culpa mía, la habían lastimado por haberme escapado, era una tortura verla así.
- Cada uno debe responsabilizarse por sus acciones Mariza –Agrego retirándose
Sentí fuertes deseos de matar a Sara, pero por más que ...
... lo deseara con todo mi corazón no podía hacerlo. Fue en ese instante que recordé las palabras de Michael –Solo tenemos que esperar– esperaría y cuando el momento llegase arreglaría cuentas con ella.
- ¿Qué te hicieron? –Pregunte viendo toda su ropa desecha– vas a estar bien. Lo prometo
- Tranquilízate mariza, no es nada que no me hayan hecho antes –susurro tan suavemente que apenas era la escuche.
Pasé el mayor tiempo que pude con ella hasta que me sacaron de la habitación dejando sola a mi amiga. Ataron mis manos, me amordazaron y me encapucharon. Caminaba como podía, siempre temerosa, sin saber que podrían llegar a planear para mí. Me obligaron a meterme dentro de algo para luego taparlo, por las características que podía imaginar suponía que era una caja. Solo cuando sentí que nos movíamos logre relacionarlo con el camino. Estaba en una caja de madera que era llevada dentro de un camión a quien sabe dónde –protégeme Señor– recé uniendo mis manos como pude.
No sé bien cuanto tiempo paso, pero fue el suficiente para que todo mi cuerpo se entumeciera. Sentí como descargaban mi caja dejándome caer con fuerza, una de las paredes cedió cayendo sobre lo que parecía ser césped. Me ayudaron a levantarme casi en el acto, se me hacía muy difícil mantenerme de pie mucho menos caminar. Me sacaron mi capucha y mordaza, el mundo se abrió ante mí… en forma de un inmenso jardín que llegaba hasta donde mis ojos desacostumbrados a la luz podían ver. Desde frutales hasta hermosos ...