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No sé cómo ocurrió, ni cómo dejé que ocurriera 2
Fecha: 08/10/2017, Categorías: Anal Autor: palotess, Fuente: CuentoRelatos
... y rápidamente abroché el cinturón y me hice hacia atrás para dejarle que se sentara todavía estupefacta por lo que acababa de hacer delante de todos. Notaba mi tanga colgando y mi sexo al aire con la acción del imbécil de mi ¨sobrino¨. Una vez sentado Raúl, intenté meterme en el coche encima de él notando como elevaba un poco las piernas haciéndome abrir las mías para colocarme encima. Noté como al sentarme había echado mi vestido hacia atrás yéndome a sentar encima de sus muslos ya sin la barrera del vestido ni del tanga que me acababa de romper. Mi marido puso el coche en marcha y apenas habíamos hecho unos cientos de metros, mi hija empezó a dormir y mi suegra casi que también apoyada en el asiento de mi hija. Conforme entramos en la carretera que nos conducía a casa empezamos a notar gran cantidad de tráfico que hacía cada vez más lento el viaje. Ya contábamos con eso. ―Vas cómoda Tía? me preguntó Raúl. ―Sí, no te preocupes contesté a mi vez. De pronto empiezo a notar las manos de Raúl acariciando mis costados y bajando hasta mis muslos por debajo del vestido. Un escalofrío recorrió mi espalda ante el avance del joven al cual intenté sujetar agarrando sus manos para detener su avance. Su fuerza era mayor que la mía y para evitar algún movimiento que delatara lo que estaba pasando tuve que ceder ante lo que era una locura propia de la edad y de la que no había calculado las consecuencias que podían derivar si mi marido se daba cuenta de lo que estaba ...
... pasando. Sus manos siguieron hasta la cara anterior de mis muslos acariciándolos por debajo del vestido. Notaba como se erizaba la piel de mis muslos ante su avance. Sus manos descendieron hasta el interior de mis muslos buscando lo que yo tanto temía. Al no tener puesto el tanga, su mano derecha llegó hasta mi sexo, acariciándolo por encima de mi monte de venus y lo hacía con la palma de la mano abierta abarcándolo en su totalidad y descendiendo con un dedo hasta mi raja que iba señalando hasta buscar su abertura y llegar hasta mi clítoris que ya estaba inflamado y esperando ser acariciado. Intenté una vez más detener el avance de sus manos ante el pánico mezclado con la excitación que empezaba a sentir, pero no pude al sentir como con su mano izquierda llegaba hasta mi pecho y empezaba a acariciarlo amasándolo y apretando mi pezón que empezaba a sobresalir a pesar del sujetador. ¡Me estaba poniendo a cien el muy cabrón! Mientras, con su mano derecha seguía acariciando mi clítoris que ya estaba para reventar. De repente el tráfico se paró y oí a mi marido como empezaba a protestar mientras veía a mi suegro como apoyaba su cabeza en el respaldo y al igual que mi suegra se quedaba dormido. Mi marido puso un poco de música para crear un ambiente distendido supongo y casi sin volverse me preguntó cómo iba. Yo le contesté que bien que no se preocupara (si tú supieras, pensé para mí). Notaba la mano de Raúl sobre mi coño metiendo el dedo cada vez más dentro ante mis esfuerzos ...