1. Ensenanzas de mi padre


    Fecha: 26/06/2017, Categorías: Incesto Autor: masterandlover, Fuente: RelatosEróticos

    Las sabias enseñanzas de mi padre
    
    Mi familia es de origen brasilero y nuestra forma de ver la vida era bastante diferente a como la veía el resto de gente alrededor nuestro, ya que estábamos fuera de Brasil, y por eso formamos un círculo familiar algo cerrado.
    
    La diferencia era más notoria sobretodo, en lo relativo al sexo, no éramos nudistas, pero tampoco se daba importancia a que nos viéramos desnudos, y todos, los cuatro miembros de mi familia nos habíamos visto desnudos en una forma muy natural.
    
    Por ejemplo podía ver a mi madre y a mi hermana mayor desnudas muchas veces, si bien es cierto no estaban desnudas todo el tiempo, no se cuidaban, cuando salían del baño o cuando estaban en su dormitorio. A veces entraba al dormitorio de mi madre a decirle algo, o pedirle alguna cosa, mientras ella se estaba cambiando, y me atendía desnuda, mientras elegía la ropa interior que iba a usar, y es cierto que yo me deleitaba viendo su desnudez, que me gustaba y apreciaba mucho.
    
    Solía bañarme con mi hermana mayor, la mayoría de los días de la semana, ella es mayor que yo por 4 años, a veces durante esos baños, cuando yo ya tendría unos 7 años, teníamos juegos, donde nos tocábamos, mi hermana dejaba que le acariciara el culo, o que le sobara la conchita, y jugara con los pelitos que le estaban saliendo allí, y que a mí me llamaban mucho la atención, y ella me sobaba la verga, que yo siempre tenía dura, apuntando hacia arriba, nada más empezar el baño, en espera siempre de ...
    ... esos juegos.
    
    Mi papá y yo, desde muy niño, solíamos ducharnos juntos los fines de semana, en que él se levantaba más tarde.
    
    Conforme fui creciendo me volví más admirador de su verga que, para mí, era enorme comparada con mi verga pequeña de niño, la de él era larga y sobretodo muy gorda, mi mano no llegaba a abarcar todo ese tronco, como lo comprobaría poco después.
    
    Un fin de semana, en que estábamos solos en la casa, mi padre y yo, cuando tenía 10 o 11 años, estábamos en la ducha y me dijo que iba a enseñarme cómo lavar mi verga, y sobre todo mi prepucio.
    
    Estábamos los dos desnudos uno frente al otro, mira primero como lo hago yo, para que aprendas, me dijo, esta vez el me pedía que mirara su verga, cosa que solía hacer pero sin mirarla detenidamente, como lo hacía ahora fascinado, observando esa verga gorda y larga que colgaba de entre sus piernas, con una mata llena de gruesos y ondulados pelos en la base, y unas bolas enormes que le colgaban también llenas de pelos.
    
    Él había jalado su grueso y largo prepucio dejando al cubierto su glande y aun con la cabeza de su verga cubierta, sobraba un buen trozo de piel, empezó a lavarlo suavemente con agua y jabón, incluso metiendo un dedo dentro del prepucio, para lavarlo internamente.
    
    Me sorprendió cómo toda esa piel se deslizó fácilmente hacia atrás, para exponer la púrpura y enorme cabeza de su verga, la que lavo cuidadosamente entre los pliegues, para que no quedara nada de esa grasa blanca que se junta allí, una ...
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