Fantasias premonitorias
Fecha: 07/07/2020,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... penetrara.
Como os podeis imaginar mis ganas de follármela eran al menos igual de fuertes que las suyas, pero me hice fuerte y poniendo mis manos sobre sus hombros, la presioné para abajo mientras le pedí que me hiciera una buena mamada antes de penetrarla.
La espera, lejos de enfriar el ambiente hizo más deseable lo inevitable, y produjo que ambos alcanzásemos unos niveles límite de calentura.
Zaida obedeció ante mi insistencia para que se arrodillase, y una vez reclinada, liberó mi cipote, que al sentirse sin la carcel que desde hacía minutos le mantenía cautivo, pegó un respingo que la hizo alcanzar las más altas cotas que hasta la fecha había podido verla.
Ella comenzó primero a acariciarlo suavemente con ambas manos, desde el glande hasta la base, para iniciar posteriormente la ascensión hasta las cumbres aún no nevadas.
Acercó su húmeda lengua y empezó a chuparme el capullo. Primero la puntita y luego bordeó la base del glande. Así estuvo dando rodeos hasta que de pronto se la metió de golpe en la boca y empezó a succionar mientras se la tragaba prácticamente entera.
Su impresionante mamada era acompañada con un suave masaje a mis cojones y rascando levemente el canalillo que separa el ano de los testículos. Mi excitación estaba empezando a estar fuera de control. Mientras ella chupaba mi polla con auténtica dedicación y deleite, yo le decía que la iba a penetrar tantas veces como me fuera posible, por el culo y por el coño, y que deseaba que mis ...
... corridas fueran tomadas como si del mejor néctar del mundo se tratara.
Una vez entendió que mi verga se encontraba suficientemente lubricada me sugirió que me sentara en el water y a horcajadas me cabalgó, ayudándose con la mano para dirigir mi estaca dirección a su ansiosa cueva. La penetración, pese a la increíble excitación que sentíamos fue lenta y tremendamente placentera. Pude sentir con absoluta claridad como mi pene abría lentamente las paredes vaginales que sin aparente esfuerzo engullían centímetro a centímetro mi verga. Una vez nuestros pubis chocaron, zaida quedó quieta por unos segundos, mientras arqueaba todo su cuerpo y mostraba ya los primeros síntomas de un gran orgasmo que afortunadamente se repetiría en varias ocasiones. Tras la pequeña pausa, comenzó a cabalgarme primero suavemente, para ir poco a poco incrementando el ritmo hasta adquirir una velocidad y sincronización en las embestidas que hizo que ambos nos corriéramos, sin que por el lugar escogido pudiéramos expresar nuestro tremendo placer con gritos y fuertes gemidos.
A los pocos segundos, se levantó y mirándome a los ojos me preguntó ¿ No me vas ha dejar así, no?. Yo sin mediar palabra, dirigí su boca nuevamente a mi polla y le pedí que devolviera a su juguete la fuerza y el vigor perdidos, porque esto no había hecho sino empezar. Ella comenzó a chuparme el rabo si cabe con más ansia que antes, sin duda porque de su trabajo de restauración dependían las posteriores penetraciones.
Una vez sentí ...