Maduras Anónimas (Cap. 07.5)
Fecha: 30/05/2020,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Incest_Lover, Fuente: CuentoRelatos
Hola, nuevamente soy yo, Margarita, la madre de David, para contarles una vez más mis vivencias.
Después de presenciar el espectáculo de mi amiga Victoria mi vida volvió a la normalidad. Mi hijo ya había comenzado a asistir al colegio e incluso ya tenía un amigo llamado Alex. Era un joven apuesto y amable, muy parecido a mi hijo y yo termine haciendo buenas migas con su madre, Rosy, una divorciada igual que yo.
Aún estaba renuente de aceptar aquel ofrecimiento de unirme a las Maduras Anónimas, a pesar de la insistencia de Victoria. Por ahora mi fiel consolador era todo lo que necesitaba para calmar mis ansias.
Un día, mientras me encontraba en la clínica donde trabajo, me lleve una sorpresa cuando me toco atender a un paciente que resulto ser nada más y nada menos que Esteban, el hombre que había visto con su hija en la playa nudista. Esperaba que no me reconociera y durante la consulta no dio muestras de ello, pero al finalizar y antes de marcharse se acercó a hablarme.
-¿Y cómo marchan las cosas con su hijo? ¿Ya han estado juntos?- me pregunto.
-No sé a qué se refiere, ya le dije que nosotros no tenemos esa clase de relación- respondí indignada.
-Podrá negarlo pero obviamente pude ver como usted le realizo una paja aquel día, además que desde antes se podía notar el morbo con el que su hijo la miraba. Tal vez usted crea que es algo inmoral pero no hay muestra de amor y cariño más pura que la que brinda un familiar. Como le comente hay muchas familias que ...
... se demuestran este amor en el hotel. Mi hija y yo somos una de esas, llevamos ya varios años juntos y cada día nos queremos más. Todo es consensual y a nadie se le obliga a hacer nada que no quiera.- dijo Esteban y al ver que yo seguía molesta se dispuso a marcharse.
-Antes de juzgarnos eche un vistazo.- dijo y me entrego una tarjeta.- Ingrese a la página, use el código y vea de lo que le hablo. Y si alguna vez se atreve a dar el paso, llámeme.-
El hombre se marchó dejándome sola y confundida. Inspeccione la tarjeta que había dejado. Tenía escrito una dirección web y un código de un lado y un número telefónico del otro. Me dispuse a romperla pero algo me detuvo. ¿Podría ser cierto que mi hijo me observaba con deseo aquel día?
Me quede pensando un momento con la tarjeta en mis manos pero de repente fui llamada para atender a otro paciente e inconscientemente guarde la tarjeta en mi bolsa.
Llegue a mi casa por la noche y mi hijo no se encontraba, recordé que me dijo saldría con su amigo Alex por lo que tendría la casa para mi sola. Mientras me desvestía hurgue en los bolsillos de mi bata y encontré la tarjeta que Esteban me había dado. Nuevamente hice el intento de romperla para tirarla a la basura pero una vez más algo me detuvo.
El morbo volvió a ser más fuerte que yo y encendí la computadora para ver de qué se trataba.
La página era la del hotel donde nos habíamos hospedado y no vi nada fuera de lo común. Busque un rato y encontré una sección VIP que pedía ...