La reeducación de Areana (2)
Fecha: 24/05/2020,
Categorías:
No Consentido
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... gacha.
-¿Cuáles son tus derechos?
-Comer, dormir e ir al baño.
-¿Podés tener amistades?
-Sólo si mi amo me lo permite, señora.
-¿Podés salir a la calle?
-Sólo si mi amo me lo permite, señora.
-¿Cuál es tu ley, perra?
-La Ley de la obediencia y la sumisión, señora.
Concluido el interrogatorio Amalia miró al hombre con una expresión de orgullo en su rostro.
-Creame que estoy fascinado, Amalia, Me habían hablado muy bien de usted, pero debo admitir que no creía en semejante resultado. Ver a mi mujer así, como una perra obediente, supera mis expectativas.
La mujer estaba vestida, pero Amalia no le había quitado el collar de perro y cuando fue a hacerlo el hombre la detuvo:
-No, señora, no, déjeselo puesto. Me la llevo así.
Los ojos de Amalia, perversa y morbosa hasta la médula, brillaron de entusiasmo.
-Me parece maravillo, mi estimado, pero, ¿no tiene miedo de que alguien la vea?
-En absoluto, señora, es mi vida y si a alguien le asombrara ver a una mujer con un collar de perro, pues no es mi problema.
Amalia sonrió e hizo sonar dos veces su campanita. Segundos después apareció Marisa (si la campana sonaba tres veces la convocada era Milena), a quien la dueña de casa, luego de despedirse del hombre, le ordenó que acompañara a la pareja hasta la entrada del edificio.
Luego fue al encuentro de Milena, que había estado ocupándose de poner una manta nueva en el piso de la cucha, lavar los recipientes de comida y bebida y comprobar ...
... que todo estuviera perfecto en la sala de castigo.
-En un rato llega la nueva. ¿Está todo listo para recibirla.
-Todo perfecto, señora.
-Bien, ya saben, vos y Marisa atentas, que cuando lleguen una de ustedes baja y les abre como siempre, yo recibo en el living a la cachorra con su mami y Elena y ustedes quedan a la espera de mis instrucciones.
-Sí, señora. –dijo la chica, que lucía una musculosa negra, un breve y ceñido short blanco y zapatillas.
Apenas unos minutos después sonaba el portero eléctrico:
-Sí. –dijo Amalia y enseguida escuchó la voz de Elena:
-Somos nosotras…
-Ya te mando a Marisa.
Una vez abajo y mientras se acercaba a la puerta, la mujerona miraba a la chiquita con ojos de predadora.
Areana estaba sostenida por su madre y Elena y vestida con parte de su uniforme de colegiala, que fue lo primero que Eva tuvo a mano cuando la vistió: camisa blanca, faldita verde, medias tres cuartos blancas y mocasines marrones. Después de los rápidos saludos, Marisa precedió a las tres camino al ascensor y ya en el noveno piso abrió la puerta del departamento, se hizo a un lado para dejarlas pasar y enseguida las condujo al living, donde Amalia esperaba haciendo un esfuerzo para controlar su ansiedad, y su esfuerzo creció a la vista de esa jovencita que tenía ante ella
Elena dejó a cargo de Eva la tarea de sostener a Areana y se adelantó a saludar a Amalia. Luego dijo señalando a madre e hija:
-Aquí están, Amalia.
Amalia fue hacia ellas, ...