Hazme tu puta
Fecha: 23/09/2017,
Categorías:
Voyerismo
Hardcore,
Sexo en Grupo
Autor: amanuense, Fuente: xHamster
... contentó con pasear sus manos por la carnosa realidad en la que se habían transformado aquella mad**gada sus mejores sueños. Contemplando la escena, viendo cumplido una vez más el deseo de Julia, la excitación me iba ganando. Aunque uno acertara rara vez en sus embestidas con la boca de mi esposa, aunque el otro no concentrara sus esfuerzos en alguno de los múltiples puntos sensibles de su anatomía… No importaban los medios para cumplir el fin último.Tal vez se quería vengar de la sociedad sobre el inocente cuerpo de Julia, tal vez sólo quería provocarle dolor, pero el más decidido de los dos, cuando se cansó de atacar su boca, fue directo a su ano. Tendido de costado a su espalda, sus piernas patearon las de mi esposa hasta que ella adoptó la posición que él buscaba. Entonces presionó. Sus ojos casi saliéndosele de las órbitas y su risa escandalosa me indicaron que ya estaba dentro. Julia no gritó. Para ella hace mucho que el dolor físico es una barrera superada y aceptada, aunque tampoco hubiera podido hacerlo, y es que el segundo hombre, arrodillado junto a su cara le ofrecía su muslo como almohada mientras guiando su cabeza la obligaba a mamar. Una de sus manos sobre el rostro de Julia terminó por hacer caer la satinada banda negra que velaba la mirada de mi puta. Sé perfectamente lo que sintió al ver en primer plano ese vientre flácido, ese cuerpo sucio y cansado, esa mirada aviesa y esa sonrisa incompleta. Me miró y sus ojos adquirieron un brillo especial al comprobar ...
... que me masturbaba deliciosamente lento contemplándola entregada a aquellos dos mendigos.La delicadeza no era el fuerte de aquellos dos hombres. Sus manos agarraban el cuerpo de Julia como quien agarra un palo. Quizás debía ser así. Un pequeño reguero de sangre nacía del codo de mi esposa, sus medias estaban rotas y sus botas manchadas de barro, mientras ellos, cada uno en su parcela, se movían ávidamente, tratando de aprovechar el tiempo antes de que la vida se les volviera calabaza. Julia, paciente, les dejaba hacer y ellos, envalentonados, seguían penetrándola. Su boca, su trasero, todo su cuerpo era presa de la codicia de aquellos dos sin techo. El que, por su barba cana aparentaba más edad, el que más decidido parecía, se montó sobre las caderas de mi esposa, obligándola a rodar sobre el suelo hasta quedar boca abajo. Hizo una breve pausa, como si quisiera comprobar que seguía hundido en el culo de Julia, y volvió a moverse. Sus gestos impulsivos, la tensión de sus músculos, sus gruñidos casi a****les… todo hacía indicar que le era imposible contener el final. Segundos después el cuerpo de Julia se agitaba bajo su peso, y la sonora carcajada de aquel hombre me hizo entender que su semen manchaba ya el ano de mi esposa.Detuve mi paja y me acerqué. Pasé a su lado cuando la respiración del primero era todavía fatigada y el otro buscaba de nuevo la boca de Julia. Llegué hasta el rincón junto a la pared donde dormitaban ellos cuando llegamos. La suciedad y el olor a orín eran ...