... desnudo sobre él.
-Mi amor, vida mía. –suspiraba mientras recibía sus besos.
-Siempre te extraño y la vuelta parece no tener fin. –escapé de su boca para lamerle una tetilla.
-¿Quieres que te la chupe? -sujetaba su duro pene esparciendo el precum por su tallo.
-Quiero metértela pequeño, si la chupas te vas a llevar la leche que está a punto de salir. –lo que me decía me afirmaba en mi deseo de chuparle la polla.
-Yo la quiero, luego me la metes. –repte por su cuerpo hasta llegar con mi cara a su miembro. Estaba muy excitado y parecía que el pene le iba a explotar por lo tirante de la piel. Lo lamí tocándolo solo con la lengua y temblaba trémulo.
-Mételo en la boca, quiero correrme Daniel, no lo aguanto. –cuando pasa varios días sin hacerme el amor le sucede los mismo y la primera vez aguanta sin correrse muy poco, como si viniera lleno.
Metí la cabecita de su pene en la boca y corrí el prepucio con los labios para atrapar el glande desnudo, comencé a aspirar y lamerlo rodeándolo con los labios y golpeando en su frenillo con la lengua a la vez que le acariciaba los testículos. Comenzó a impulsar su cadera queriendo mas contacto de mi boca en su verga y la fui metiendo poco a poco, la tenía tan rígida que le costaba pasar para bajar por la garganta.
Me folló con fuerza unos segundos antes de contraerse y eyacular, los primeros choros de leche me entraron directamente en la garganta, el resto se repartió entre mi boca la cara, le masturbé con energía ...
... para que saliera todo lo que hubiera acumulado en la uretra.
Disfrutaba pasando la lengua por todo el tallo y acariciarlo con la mano, el olor de su semen me llenaba las fosas nasales. Pasé la mano por la entrada de su ano y lo apretó en el primer momento luego lo fue relajando permitiendo que lo acariciara.
-Te lo advertí, siempre te lo digo, no aguanto nada cuando llevo tiempo sin ti. -le miré a los ojos y besé su boca.
-No importa, también sé que después es mejor para mí.
Su verga seguía dura y potente, se había ablandado un poco, ideal para tragarla ahora pero quería que hiciera otra cosa.
-Tengo el culito deseoso amor, también él extraña tus besos. –Gonzalo reía sordamente mientras me abrazaba y yo sentía su polla apretada contra mi abdomen.
-Siempre tan putito mi vida. -besaba mi cuello y me empujaba para que me colocara de rodillas y le ofreciera el fruto maduro de mi culo. Me sacudió algunos golpes con su polla en las nalgas y se inclinó en su lugar para bucear con su cara entre mis nalgas muy abiertas, dejando el hoyito expuesto a su lengua y su boca caliente y tierna.
Tiraba mi trasero para atrás cuando su lengua salía de mi ano y él me sujetaba con las dos manos sobre mis redondos culos, yo acariciaba mi pene y los huevos masturbándome despacio, disfrutando la comida de culo que me estaba dando.
-Cómo estás mi amor, quiero meterla en tu culito. –moví la cola sin hablar, como una invitación para que la visitara la barra de carne que la iba a ...