Olga, una madura sensual y deliciosa
Fecha: 10/02/2020,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Olga, una madura sensual y deliciosa ….
Nos conocíamos por razón de nuestro trabajo y porque en una oportunidad, cuando no pudimos ni ella ni yo reprimir nuestros deseos, tuvimos un maravilloso encuentro sexual, fue aquella oportunidad en que hicimos el amor encima de su escritorio, en la propia oficina.
Nadie se pudo percatar, ni imaginar en lo más mínimo, que Olga y yo hubiéramos tenido sexo en la oficina, salvo, desde luego, los infundados celos de su esposo, aunque ella me contó aquel día que ni siquiera se le pasó por la mente decirle a él que yo también estaría trabajando el día de vacancia. Olga y yo nos encontrábamos todos los días en la oficina y ella al mirarme, y recordar nuestro encuentro, simplemente sonreía, pues no podíamos despertar la más mínima sospecha.
Cierto día, Olga me contó que su esposo había viajado a Córdoba, una ciudad distante de Buenos Aires y que se demoraría, por razones de trabajo, 2 o 3 días. Cuando me lo contó, maliciosamente me guiñó el ojo y yo comprendí inmediatamente que había llegado la oportunidad de un nuevo y delicioso encuentro sexual con esa mujer a la que tanto deseaba.
Así lo acordamos. Al estar solos en la oficina le dije que si era posible que esa noche pudiéramos vernos. Ella dijo que sí porque no se podía desaprovechar la oportunidad. Quedamos a vernos a las 9 de la noche en un sitio alejado del centro de la ciudad, en el cual ella me recogería en su vehículo. Estábamos solos al instante de llegar a ese ...
... acuerdo y dada la confianza que ya tenía a Olga por nuestro anterior encuentro sexual, llamé a su celular, pese a estar muy cerca, y le dije que quería pedirle algo para esa noche. Ella me dijo que estaba dispuesta a complacerme porque en aquella ocasión la había dejado satisfecha y había gozado mucho. Le dije que me gustaría que fuera con falda, entre más corta mejor, que si quería la llevara para colocársela en el sitio a donde iríamos y que se pusiera un brasier de encaje, preferiblemente rojo o negro. Ya me imaginaba yo encima de Olga, chupando esos senos tan deliciosos, los que en esa ocasión los había mamado hasta casi hacer que ella tuviera su orgasmo solamente con esa actividad mía. Olga, aceptó, dijo que lo haría. Que era una promesa.
Así fue. A las 9 de la noche, muy puntual, Olga me recogía en ese sitio alejado de la ciudad y me excitación fue tremenda desde el momento mismo en el que subí a su vehículo. Olga quería darme gusto en lo que yo le había pedido y se había puesto una minifalda roja, yo diría que casi 20 cms encima de sus rodillas, medias de seda oscuras. Verdad es que yo le había pedido lo del brasier de encaje rojo o negro, pero ese no era el momento para poderlo mirar. Olga simplemente atrajo mi mano y la metió entre su blusa, pudiendo yo palpar tanto la redondez de sus bellos senos como el encaje del que estaba hecho su brasier. No desaproveché la oportunidad y al sentarme y ver esos hermosos y redondos muslos, puse mi mano sobre ellos y los sobé, los ...