Cornudo desde una jaula
Fecha: 05/02/2020,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: Moncho37, Fuente: CuentoRelatos
... está medio dormido. —Empezó a decirme con voz mimosa mientras manoseaba mi paquete por encima de los calzoncillos— Tendremos que buscar la forma de que se ponga en posición de guerra.
Con su expresión más felina se quitó el sujetador y se sentó sobre mí, con una pierna a cada lado de mis caderas, haciendo coincidir su sexo con mi amorcillado pene, aunque separados aún por nuestra ropa interior. Comenzó entonces a practicar uno de los juegos que más le divertían a mi esposa, consistente en restregar su entrepierna por todo lo largo de mi rabo hasta que sus jugos vaginales empaparan completamente sus braguitas hasta el punto de que tanto rozamiento hace que la tela se vaya metiendo por entre los pliegues de su rajita. A mí también me encanta ese juego, disfruto al máximo sobando sus bien formadas tetas y pellizcando sus pezones provocándole suspiros entremezclados entre el dolor y el placer que le hacen levantar la vista hacia el techo y su larga cabellera rubia cae suelta a su espalda.
Aparte de la placentera sesión de rozamiento que nos proporcionamos mutuamente, de un tiempo a esta parte y en muchísimas ocasiones, acompañamos nuestro juego con obscenas conversaciones donde uno de los dos adopta el papel de algún conocido mutuo, simulando algún tipo de intercambio que haga crecer aún más la excitación entre nosotros.
Ni que decir tiene, que en esa tarde de sábado la pareja ideal para formar parte de nuestras fantasías era la formada por Mario y Ana María, ya que ...
... tanto mi mujer como yo perdíamos el sueño por darnos un buen revolcón con ellos. Así, cuando Laura movía su trasero hacia delante y hacia detrás restregando su coño contra mi polla a través de nuestra ropa interior, yo la iba animando a que sé arrumbara con más fuerza diciéndole lo que disfrutaría si el nabo que separaba sus labios vaginales por la fuerza de la presión fuera el de Mario en vez del mío. Al mismo tiempo, ella me instaba a que no dejara de magrearle las tetas, imaginando que eran los tan ansiados pezones de Ana María los que aplastaba entre mis dedos, y que estoy seguro deben de ser tan sabrosos como los de mi mujer.
—¡¡Mmmm…!! Ssiii.... Esta es la polla que yo quería. —Me iba susurrando Laura mientras cabalgaba sobre mí, aunque le hubiera gustado estar haciéndolo encima de Mario— Gorda y dura, no como la de mi marido, que más que ponerme cachonda, me da pena.
A mí me ponía tan caliente el hecho de que mi mujer simulara estar revolcándose con Mario, como imaginar que las tetas que se moldeaban bajo la presión de mis manos pertenecían a nuestra querida amiga Ana María.
—Pero que buena que estas, Ana Mari. —Le decía yo sin dejar de juguetear con sus duros pezones— Te tengo que follar por los tres agujeros en un mismo polvo.
Y así, dando plena libertad a nuestras fantasías, a los pocos minutos nos encontrábamos totalmente desnudos, con mi verga totalmente tiesa y en lucha contra el alcohol por mantenerse en ese estado el mayor tiempo posible.
Al final, ...