Anal en el coche
Fecha: 24/06/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Zyon, Fuente: CuentoRelatos
... agarra, solo pasa sus dedos muy ligeramente sobre ella, la recorre desde la base hasta el glande, acaricia todo el glande, con tanta suavidad que casi es imposible saber si me acaricia con una mano o con una pluma, mi excitación va en aumento, su mirada pícara se encuentra con la mía que empieza a estar perdida entre tanto placer, sonríe al ver cómo me está gustando lo que me está haciendo y me dice… espera, aún queda lo mejor…
Se agacha y me besa suavemente la puntita del capullo y continúa... ya lo verás… sigue con sus caricias, yo acaricio sus tetitas, son pequeñitas, pero tiene unos pezones muy sensibles que se ponen como pequeñas balas que quisieran salir disparada, me encanta mordisquear sus pezones, acaricio su cintura, ella se agacha sobre mi polla y posa su lengua en el capullo, su boca está húmeda como su coño, lame suavemente mi glande mientras su mano sigue acariciando la piel del resto de mi polla, aunque ahora con un poco más de firmeza, introduce mi glande en su boca y lo acaricia sin cesar con su lengua, describiendo círculos sobre él, sus manos pasan a mis huevos mientras su boca va haciendo desaparecer mi miembro, su melena riza es todo lo que veo, la aparto suavemente, me gusta ver desaparecer mi polla entre sus suaves labios, me estremezco de placer, ella ya sabe lo que eso significa, mi polla está a punto de estallar, la agarra con suavidad, pero con firmeza, esperó mi chorro con la boca entreabierta, le encanta sentir mi leche caliente sobre su cara, ...
... y a mí, por qué negarlo, pocas cosas me excitan tanto, llega el momento, mi fluido sale disparado sobre su cara, sus labios, su nariz están cubiertas por salpicaduras de distintos tamaños, con su lengua liba las últimas gotas que salen de mi capullo, decidimos que es buen momento para cambiar de posición y de actividad, pero eso, tal vez lo cuente en otro relato.
Después cambiamos de posición, seguíamos en el asiento de atrás del coche, estábamos parados en un lugar oscuro donde nadie nos veía, su coño estaba todavía húmedo y mi polla estaba reluciente después de su estupenda felación, habíamos decidido cambiar de postura, estábamos sentados uno junto al otro, entonces ella se arrodilló en el asiento mirando hacia el parabrisas trasero, con los brazos apoyados entre los reposa cabezas traseros, en esa posición me ofrecía una vista impresionante de sus grandes y blancas nalgas, que nunca habían visto el sol.
Me coloqué tras ella y volví a lamerle la vulva, sus dulces jugos me embriagaban, me incorporé un poco y apoyé mi polla en la entrada de su cuevita, húmeda y ardiente, la introduje suavemente, entraba como si nuestros cuerpos estuviesen hechos a medida, sin fricciones, notaba el calor de su delicioso coño abrasando mi pene.
La agarré de las caderas y fui introduciendo toda mi verga en ella, coloqué mi pecho contra su espalda, sintiendo la suavidad de su piel contra la mía, me movía suavemente de dentro a fuera, sintiendo el suave roce de su interior contra la piel ...