Este relato es real, esto me pasó con una clienta, resulta que soy abogado de profesión en libre ejercicio, tengo 35 años, soy alto de complexión normal, tez canela. Sucede que un día mi esposa recibe una llamada de “Celeste” una amiga en común, misma que acababa de descubrir que su esposo que había sido infiel, Celeste es una mujer de 36 años, de figura delgada, con buen cuerpo, senos y trasero de tamaño normal, de piel blanca y de rostro hermosa, a más de ello es una mujer muy independiente y con mucho dinero, lo que la hace ver siempre como una mujer muy interesante dentro de la sociedad, y al ex esposo hoy en día como un estúpido por dejarla.
Mi esposa al contestar la llamada le concreta una cita esa misma noche y le atiende su requerimiento en el que Celeste pedía seguir el trámite de divorcio y de separación de bienes, para la siguiente cita en la que era la entrega de documentos y demás para el inicio de todos los trámites mi esposa no pudo estar debido a que se fue a trabajar a una empresa, por lo que de ahí en adelante Celeste debía contactarse conmigo por ese trámite.
Un día Celeste llegó a la oficina a entregarme los documentos y entre conversa va y viene, llegamos a identificar un libro en común que era quería leer y que yo lo tenía prestado a un amigo, le dije vamos a verlo y te lo presto, Celeste dijo “vamos horita” nos fuimos en su carro un viaje de dos horas entre ida y vuelta, es eso conversamos de muchas cosas entre ellas de intimidades y ganamos ...
... mucha confianza, yo ya le hablaba abiertamente de sexo y ella también, lo que ya había calentado el ambiente. Ese día todo llegó hasta el retorno a la ciudad y yo me quedé haciendo unos trámites en la función judicial y Celeste se fue siguiendo su camino, días más adelante en la siguiente cita ya había avanzado el trámite y nos encontramos en el registro civil de esta ciudad, ella me invitó a tomar un yogurt con pan de almidón, y seguimos conversando en eso Celeste me pidió ir a ver los bienes que tenía y que un lote de ellos lo quería vender, y que lo conociera para publicarlo en esas páginas de internet que venden bienes raíces, enseguida salimos hacia allá, esta vez en mi carro, Celeste vestía un pantalón jean azul y una blusa informal, en el camino mientras conversábamos Celeste cruzaba las piernas de un lado a otro y de a poco la conversación era más entrada a tono yo disimuladamente le pasaba mi mano acariciando su pierna, a lo que ella no era indiferente y hacía como que si nada, es decir no me impedía hacerlo, por lo que continué, cada vez era más frecuente mi mano por su pierna y ya en forma de caricia, luego subí mi mano hasta el bolsillo posterior de su pantalón, es decir ya acariciaba su nalga, ahí mantuve mi mano por mucho tiempo entre que la subía y bajaba mientras conducía, y habíamos visto el terreno y decidimos y a dar una vuelta por ahí por el sector para hacer tiempo porque los dos estábamos desocupados, decidí conducir a una zona alejada de la turístico y por ...