1. El cuartico de la ropa


    Fecha: 12/09/2017, Categorías: Sexo en Grupo Autor: rincondelmorbo, Fuente: CuentoRelatos

    Me tomó de la mano, comenzó a hacerse paso por entre la gente; estábamos en el cumpleaños de una amiga y a ese apartamento ya no le cabía un alma más. Nos costó un poco llegar hasta la cocina, en el fondo de ésta había una puerta, ella la abrió y me jaló de la mano hasta adentro, era el cuarto de la ropa.
    
    Entrelazamos los dedos de ambas manos, me hizo subir los brazos y los empujó contra la pared, hizo lo mismo con el resto de mi cuerpo, me tenía entre su cuerpo y la pared. No paraba de besarme, podía sentir como se apretaba contra mí, como empujaba su pubis contra el mío, como me lo restregaba; se le estaba saliendo la arrechera hasta por los poros. Su lengua recorría mi cuello, subía por él, la pasaba por mi barbilla hasta llegar a mi boca y continuaba besándome, yo prácticamente no podía moverme, me tenía entre sus garras, y yo quería ser su presa.
    
    Aun con los dedos entrelazados metió las manos detrás de mí y sin parar de besarnos me llevó hasta la lavadora, me empujó contra ella; yo no oponía la menor resistencia, era deliciosa la forma en que me estaba dominando. Tenía un vestido de esos que se ajustan al cuerpo, me lo subió a la altura de la cintura y me quitó las tangas. Puso sus brazos entre mis muslos y me subió hasta la lavadora, me empujó hacia atrás poniendo su mano en mi pecho y me separó las piernas; había que ver la forma en que se quedó mirando mi coño, lo estaba contemplando con tanto deseo, con tantas ganas; y con un súbito impulso puso se cara entre ...
    ... mis piernas y comenzó a lamerlo. La energía con que lo hacía era impactante, podía percibir las ganas que tenía de mí con el movimiento de su lengua, con el succionar de sus labios. Jaló mi vestido por la parte de arriba y comenzó a acariciar mis senos, los apretaba fuerte; todo lo que me estaba haciendo me había sacado de la realidad; intenté incorporarme pero ella me empujó nuevamente hacia atrás, quería que me quedara donde me había puesto, así que me dejé llevar por sus manos, no quería que fuera a parar por nada del mundo, me estaba haciendo gozar.
    
    —¡Vente para mí! Quiero que te vengas en mi boca –dijo ella-.
    
    Y como si hubiera sido una orden, mi cuerpo ya no pudo soportar tanto placer, y sentí como llegaba al orgasmo.
    
    —Es para ti –le dije-; tu perrita se está viniendo.
    
    Y en efecto así era, no sólo me había sacado un orgasmo sino que me había sacado la perra que llevo dentro, mi nivel de arrechera estaba al límite; me bajé de esa lavadora como poseída por el demonio; la agarré de ese culo y la apreté contra mi cuerpo; podía sentir en su boca el sabor de mi coño.
    
    Me hice por detrás de su espalda y comencé a acariciarla por todas partes; metí mi mano entre su pantalón y pude sentir lo mojado que tenía su coñito; así como estábamos la acerqué hasta el borde de la lavadora, empujé su espalda para que se recostara en ella y de un golpe bajé su pantalón casi hasta las rodillas; ¡qué espectáculo el que tenía ante mis ojos! Verla empinada parando ese culito mientras ...
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