Unos cuernos deliciosos
Fecha: 30/10/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Slim Pantyhose, Fuente: CuentoRelatos
La noche de anoche fue simplemente increíble, deliciosa; mi esposa se entregó por vez primera a mi compadre quien la hizo suya y ahora es su amante de cabecera o como amorosamente le digo, - eres la puta de mi compadre, y yo un cornudo feliz.
Les platico lo sucedido.
Durante la semana pasada mi compadre estuvo comunicándose con mi esposa para saber si podíamos vernos y pasar un rato juntos los tres en las cabañas que mencionaba en mi relato anterior, pero como íbamos a estar solos en casa, ella le propuso que podíamos vernos ahí, en casa el sábado por la noche, pero que todo estaba en función de que yo aceptara la invitación. Obviamente yo también estaba con la calentura de ver a mi esposa penetrada por él, por mi compadre; así es que aceptamos y la cita se dio cerca de las 9 de la noche. Aunque todo esto sería bajo una condición, de que se diera lo que se diera, en el momento en el que ella (mi esposa) le pidiera a mi compadre que se fuera de casa así tenía que ser; mi compadre aceptó felizmente.
Llego mi compadre y mientras mi esposa se terminaba de arreglar, nos tomamos unas cervezas. Él llegó cerca de las 9 de la noche a casa, pero mi esposa salió de la recamara después de haberse arreglado, casi eran las 10 de la noche.
Optó por una vestimenta adecuada para la ocasión; una blusa delgada y sin sostén, una falda a medio muslo, una tanga de color negro, unas medias con encaje de silicón que le cubrían prácticamente las piernas, dejando libre la tanga, unas ...
... sandalias abiertas y bien perfumada “Coco Chanel”.
A mi esposa le ofrecí un licor de café y lo acepto. Comenzamos la plática y como era lógico, al principio sólo hablamos de situaciones que nos ocurrieron durante la semana que había transcurrido. Mientras tanto mi compadre no le quitaba la vista a los muslos enfundados de mi esposa ni a los movimientos que ella hacía con sus pies.
Constantemente mi esposa se paraba del sofá para dirigirse o bien a la cocina o a cualquier otra cosa, pero siempre pasaba muy cerca de mi compadre, situación que él aprovechaba para rozar sus manos con las piernas de mi esposa.
Los ánimos se fueron encendiendo al grado de que hubo un momento en el que nos sentamos los tres juntos en el mismo sofá y así estuvimos durante un buen tiempo en donde, mientras platicábamos ya de temas más candentes, ambos acariciábamos las piernas de mi mujer. Ella muy amable con el compadre le ofrecía un poco más de ella, le abría más las piernas por momentos, le coqueteaba de forma insinuante y hasta llegaba a rozar su mano tratando de acariciarle la verga.
Llegó el momento esperado, mi esposa se levanta del sofá una vez que terminó su segunda copa de licor, me da la mano y le dice a mi compadre, porque no nos acompañas un rato a la recamara compadrito; ni tardo ni perezoso, se levanta y se va detrás de nosotros.
Entramos a la recamara y ella se recostó sobre la cama, yo me senté a un lado de ella y la comencé a besar frenéticamente en la boca. Mientras me ...