1. Dos tazas de café...


    Fecha: 07/09/2017, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    El móvil sonó brevemente, era un mensaje: "Estás bien?" Ana respondió enseguida que sí, y Álvaro le preguntó que si le invitaba a un café. Ana le contestó que por supuesto, pero su sorpresa fue que él le dijo "pues abre, estoy en tu puerta".
    
    Abrió y ahí estaba él. Álvaro se acomodó en el sofá y observó detenidamente lo que había a su alrededor mientras Ana le preparaba un café. Todo era en azul y marfil, había una mezcla de objetos diversos: velas, un bambú, una torre con discos, recuerdos en las vitrinas y libros, libros de estudiante, usados, amarillentos, manoseados, sin duda alguna eran ya viejos, de su época de estudiante, cogió uno y comprobó que tenía anotaciones. Efectivamente, eran de sus años como alumna.
    
    Apareció con dos tazas como japonesas, de color negro, el café, azúcar y unos bombones. Ana se disculpó por cómo estaba vestida. No iba maquillada, sólo un brillo de labios, llevaba una camiseta blanca que le marcaba los pechos, un finísimo pantalón Reebok de color antracita y zapatillas blancas con unos calcetines de deporte que a Álvaro le hicieron gracia por los muñequitos que tenían detrás. Nunca la había visto así y la encontró acogedora. Cuando Ana se sentó junto a él, notó que no olía como siempre y se lo dijo.
    
    -En casa utilizo un perfume de té verde, no te gusta?
    
    Álvaro le contestó que le gustaba, que en realidad le gustaba todo, que estaba descubriendo parte de ella que desconocía. Su vista se clavó en el ordenador portátil que había sobre la ...
    ... mesa, en un rincón del salón, y súbitamente se excitó: ahí era donde tenían sus aventuras virtuales, e inmediatamente la imaginó sentada, de noche, hablando con él. Ese rincón era la lujuria.
    
    Ana adivinó su mirada y le cogió suavemente del mentón:Sí, ahí es. Y Álvaro se dejó llevar por un impulso. Se acercó más a ella y la besó, primero de forma sutil pero viendo que Ana no oponía resistencia, la obligó a abrir más sus labios para besarla como tantas veces lo había imaginado mientras posaba una mano en ese pecho que se agitaba cada vez más rápido.
    
    Ana con mirada cómplice, se levantó y le cogió de la mano, llevándolo por un pequeño pasillo hasta su dormitorio. También era azul y marfil. Encendió varias pequeñas velas y con deseo le desabrochó la camisa, se la quitó, e hizo lo mismo con el resto de la ropa. No tenía que pedir permiso, su boxer azul ponía de manifiesto una tremenda erección, y dejar al descubierto semejante miembro le hizo humedecerse al instante, y el clítoris aumentaba de tamaño, hinchándose de deseo. Álvaro ve un pañuelo sobre una mesita, rápidamente lo coge y le dice:vamos a jugar, yo mando.
    
    Tapó sus ojos y al anudar el pañuelo de gasa negra en su nuca, queda sumida en la oscuridad. El sentido de la vista era el único que de momento queda anulado. Ella permanece en la cama desnuda a merced de su compañero de fantasías.
    
    Nota sus manos desnudándola, rozando su sujetador blanco, retirando su braguita, sintiendo como sus pezones se endurecen por el ...
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