Tras mis extremas experiencias con chicos y chicas, me moría de curiosidad y ganas de probar la única opción que quedaba. Una colega. Pasé varios días viendo películas de sexo entre transexuales y en serio. Me parecía algo maravilloso tener a mi lado a alguien que fuera un poco mujer y otro poco hombre, aunque como ya saben por mis anteriores relatos que soy pasiva de nacimiento y por placer. Tenía que tomar una decisión. Una cita por un aviso en Internet, un encuentro en un night club de ese rubro o ir a un par de avenidas muy conocidas donde, a partir de las dos de la mad**gada, decenas de trans se paraban en las esquinas en busca de trabajo o simple placer.Cualquiera de las tres sería apostar. Peligro en la calle, pero locura total, seguridad en un club, aunque no me garantizaba el nivel de sexo que buscaba o una profesional en el asunto en su departamento que atendiera a sus clientes de acuerdo al valor de sus servicios. Decidí la última, porque podría verlas de antemano y buscar a la que fuera exactamente lo que quería, que sin lugar a dudas su tarifa sería una de las más altas por el grado de locura sexual que buscaba. Tomé mi PC y manos a la obra.Había de todo como en mercado. Con penes inmensos o muy pequeños. Muy rubias o muy negras. Tetonas, culonas o planas y de acuerdo a sus perfiles realmente me daba vuelta el cerebro porque tenía como a diez finalistas. Ya se imaginan. Todas activas, súper dotadas y con cuerpos muy femeninos. Era como un sueño: una mujer y un ...
... hombre en un mismo cuerpo. Luego de una segunda mirada quedaron cuatro. Una más bella que la otra, con rostros de ángel y vergas de demonio. Una brasilera, dos colombianas y una argentina.Ya suponen. La argentina una rubia Barbie, la brasilera, una negra bien negra y las colombianas morenas, pero muy cercanas a ser negritas. Estaban en una página muy famosa. Opté por la de Sao Paulo, según lo leí en el aviso. Tomé el teléfono y al escuchar su voz era realmente muy femenina. Le expliqué lo que deseaba y simplemente contestó: “acertaste cariño. Soy exactamente lo que tu fantasía te pide. Lo más interesante era que su lugar estaba en el mejor sector, el más exclusivo y elegante.“No te preocupes de nada. Tengo todo acá. Lechuga, azúcar, licores y si quieres más sólo me lo pides. ¿Cuántos años tienes?” Me preguntó. Cuando se lo dije sentí un leve gemido en el teléfono. “Tu color.” “Rubia”, le respondí. “Por Dios. Mándame un par de fotos. Si me gustas te cobro la mitad.” Así que le envié dos fotos mías muy calientes por mi móvil.”. “Cariño ven. No te voy a cobrar, pero quiero conversar contigo”. Pensé. “Carajo, lo que me espera.” Me cambié creo diez veces de ropa hasta que dije esta.Una espectacular mini de esas que se ponen las chicas que van de cacería. Como mis senos eran de una nena, porque nunca las operé, todo su centro de atención estaría en mis nalgas, las que si fueron moldeadas por un excelente médico. Realmente me habían quedado de ensueño. Una vez que me abrió la puerta, ...