HABITACIÓN 103 –almas gemelas-
Fecha: 13/08/2019,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: teomiranda, Fuente: RelatosEróticos
... aquél ariete, que quería de su néctar blanco.
Sus ojos estaban en blanco, era síntoma inequívoco de un inminente orgasmo, no quería dejar de mirar su rostro, sus ojos; quería mirar su cara y notar su leche llenarle la boca, así comenzó a frotar su lengua con la punta de esa cabeza, dibujando con ella con pequeños toques el ojito de esa cabeza.
Como disparos, una, dos y hasta tres descargas llenaron su boca del semen de él, un sabor picosito llenó su boca tragándolo inmediatamente, como esperando más y sin quitar sus ojos del rostro de él, para ver por primera vez en su vida un hombre disfrutar de ella, para ver por vez primera en su vida, un hombre lanzando amor a través de su miembro.
Sintió sus manos en la cara, se había volteado casi sin él darse cuenta y vio ahora de frente ese coño pulcramente depilado que quiso acariciar nuevamente con su lengua, pero las manos que se habían aferrado a su cara fueron más fuertes y se vio obligado a incorporarse.
Con una pícara sonrisa le acercó los labios y los posó en los suyos, con un lascivo beso buscaba su lengua como queriendo probar también su saliva. Con pequeños besos recorrió toda su cara, con su lengua iba buscando y humedeciendo todos los rincones posibles de su cuerpo, se detuvo en sus axilas y las humedeció, buscó su pecho y lamió sus pezones, bajó por su panza y metió la lengua en su ombligo, recorriendo su vientre parecía buscar el manjar más deseado y lo encontró.
Casi desfalleció cuando le plantó un beso ...
... justo en lo alto de la cabeza de la polla, pero cuando creyó de verdad que se desvanecería fue cuando ella puso la cabeza de su miembro en el interior de su boca. Hacia abajo tiraba de la piel de su polla, parecía querer saborear aun más intensamente la cabeza de su miembro, él se dejaba hacer. Algo que de verdad le estaba matando de placer era verla mirarle a la cara, a los ojos, verla sonreír; estaba seguro que en sus ojos podía leer, córrete, córrete ya! acompañado de un perceptible ronroneo.
No hizo falta mucha más intención por su parte, notó como desde el interior de sus testículos, que ahora ella tenía entre sus dedos, un calambre detonaba un orgasmo violento. Pudo contar tres espasmos que dispararon la leche que ella parecía reclamar y que con avidez tragó. Hasta sus ojos llegaba la mirada de ella, orgullosa por saber que le había hecho disfrutar, como si hubiera sido su primera vez, como si le hubiera lanzado amor a través de su miembro; lo más curioso es que así es como él lo estaba sintiendo también.
CAPÍTULO IX
En algún momento el claro de luna dejó de iluminar tímidamente el cuarto de baño y todo quedó en una mayor oscuridad.
La luz que provenía de la habitación iluminaba con un fuerte contraluz el rostro de él; ella podía aun así distinguir que tenía la mirada penetrante pero tranquilizadora, de ojos grandes, nariz prominente pero perfectamente enmarcada en su rostro; de labios gruesos y mentón poco afilado. El vello de su cara denotaba un duro día ...