1. La llegada del diablo


    Fecha: 30/07/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... Cada centímetro que avanzaba era más rico aun, y cuando llegó a la parte más voluptuosa, es decir, cuando su mano se posó en el bello culo de su hija, su boca se hizo agua, y su bombacha se mojó por los flujos que ya estaban chorreando.
    
    Magui gozaba de un placer idéntico cuando sentía las caricias de su madre mientras seguía lamiendo el miembro de don Pedro. De repente le pareció la mejor idea del mundo que su madre le diera un beso en las nalgas, y para su deleite, inmediatamente después de que esa idea le cruzara la cabeza, sintió el beso húmedo y ruidoso que Bety le propinaba en el glúteo derecho.
    
    Don Pedro estaba contento, Bety estaba segura de eso, lo veía en la sonrisa morbosa que esbozaba mientras le chupaba el culo a su hija, ahora no cabía duda de que después de este día, el almacenero la aceptaría como mujer y la guiaría por el camino correcto, sólo él podía hacerlo.
    
    Pedro agarró a Magui de su cabellera castaña, y eyaculó dentro de su boca.
    
    — Convidale la leche a tu mami. — Le dijo, y Magui no dudó en hacer lo que el hombre que hace unos minutos se había convertido en su ídolo le pedía.
    
    Se dio la vuelta, mientras Bety le daba un rico beso negro. Agarró el rostro de su madre y le besó los labios con dulzura, para luego abrir la boca y escupirle el semen que guardaba. Bety le devolvió parte de la leche mientras le masajeaba la lengua con la suya. Fue un beso largo, sucio y delicioso. Finalmente se tragaron el semen, y el sabor les quedó en el ...
    ... paladar.
    
    Luego se acostaron al lado de don Pedro, y este fue poseyéndolas en turnos, mientras ellas se tomaban las manos, porque de esta manera sentían lo que la otra sentía. Es decir, mientras su madre era penetrada, Magui sentía el mismo goce que Bety a través del tacto de las manos.
    
    Esta vez Pedro no se ensañó con el culo de ninguna de ellas, pero cada vez que acababa encima de las tetas de alguna de ellas, hacía que la otra lamiera el semen desparramado en la piel.
    
    Ambas acabaron repetidas veces, de manera simultánea, mientras Pedro penetraba a una con su miembro y a la otra con sus dedos.
    
    Nunca en la vida fueron tan felices como en ese momento.
    
    De hecho, nunca en la vida volvieron a ser felices.
    
    Una vez que terminaron de copular, mientras dejaban atrás el local y al mismo Pedro, el hechizo infernal se fue deshaciendo paulatinamente, tal como había sucedido con Marta.
    
    En principio se sintieron confundidas, no terminaban de comprender qué era lo que acababa de suceder, y a medida que se acercaban a la casa de Bety, madre e hija fueron asimilando los hechos y se vieron invadidas por un ataque de repulsión como nunca antes habían sentido. Se quedaron quietas, en medio de la vereda, mirándose con incredulidad.
    
    Magui entró a su casa, agarró las cosas que había traído y se volvió a la casa de su padre.
    
    Nunca más volvieron a dirigirse la palabra. En este caso nadie murió, pero Bety perdió a su hija y Magui a su madre.
    
    El diablo, lleno de júbilo, se seguía ...