1. Mi hijo dotado


    Fecha: 28/07/2019, Categorías: Bisexuales Autor: Cabrera1993, Fuente: CuentoRelatos

    ... mía.
    
    -¿Quieres que lo hagamos ya, cariño…? -me preguntó.
    
    -Sí, mamá…
    
    Mi madre alcanzó con su brazo el condón que había dejado sobre la mesilla de noche y se lo llevó a la boca para sacarlo del plástico. Cuando hizo un pequeño corte en éste, desgarró totalmente el plástico con sus manos y sacó un trozo de goma o algo así amarillo. Yo nunca había visto uno, pero confiaba en mi madre y sabía que no me haría daño con aquello. Muy despacio lo colocó sobre mi glande y fue deslizándolo hacia abajo por mi pene. Cuando llegó casi abajo, mi madre me dijo que ya estaba y yo vi una especie de apéndice que sobresalía del preservativo por la parte de arriba. Mi madre me dijo que era el depósito y yo no pregunté más, simplemente me dejé llevar por ella.
    
    Mi madre se puso de rodillas con sus piernas a los lados de mis muslos por fuera. Se acercó más a mí hasta que su vello púbico estaba justo encima de mi glande cubierto de látex. Poco a poco se fue bajando hasta que mi pene tocó la entrada a su vagina. Entonces se dejó caer poco a poco y mi pene comenzó a entrar dentro de mi madre. Era una sensación nueva y extraña, sentirse dentro de otra persona. Su agujero daba la impresión de estar húmedo y muy resbaladizo, ya que mi pene entró con suma facilidad hasta que llegó al fondo. Había tocado su cérvix y eso me dijo que dolía un poco. En ese momento comenzó a subir y a bajar sobre mi miembro despacio.
    
    Yo no podía aguantar durante mucho tiempo aquel placer intenso y mi madre se ...
    ... veía completamente satisfecha al tener su agujero tan lleno como lo tenía. Le costaba cierto trabajo poder “saltar” encima de mí, porque la longitud de mi pene era tal que al menos seis o siete centímetros debían permanecer fuera. Yo veía la base del condón desde donde estaba, y veía mi pene hundirse y volver a surgir de su vulva. Mi madre gemía y jadeaba cada vez más fuerte, llena de placer al tener un pene que tocaba cada una de sus terminaciones nerviosas.
    
    Cada vez saltaba con más fuerza y sus tetas subían y bajaban botando sobre su pecho delante de mí. Ella se inclinó hacia mí y apoyó sus manos sobre mi pecho mientras sus caderas subían y bajaban introduciéndose mi enorme falo. Yo agarré sus tetas, que se balanceaban delante de mí muy cerca. Las estrujé y pellizqué sus pezones erectos. Ella casi chilló ante mi estimulación y llevó una de sus manos a su clítoris, empezando a acariciárselo. Luego se irguió de nuevo y yo solté sus tetas. Ella siguió acariciándose la vulva mientras su vagina era penetrada cada vez más rápido.
    
    La escena tenía que haber parecido rocambolesca. Yo, un chico con cuerpo flaco, con una mujer madura y rellenita saltando sobre mi pene con sus grandes tetas balanceándose de aquí para allá y su cabeza hacia atrás mientras gemía de placer. Habría sido verdaderamente excitante poder vernos desde todos los ángulos mientras lo hacíamos, pero por desgracia no contábamos con tantos adelantos y tuvimos bastante con nuestras propias sensaciones.
    
    Mi madre ...