1. Cuidado con las duchas.


    Fecha: 26/07/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... forma tan brutal. El sonido de mis nalgas chocando con su pelvis en cada embestida no ayudaba en nada, yo estaba cada vez más excitado. El roce de su piel y su enorme verga, mezclados con todas las cosas que me decía mientras me hacía suyo hicieron que yo llegara al máximo éxtasis, y cuando pasó su mano al frente para masturbarme, me vine de una forma en la que nunca lo había hecho. -¿Y a ti quién te dio permiso para venirte? ¡Aún no hemos terminado! -Al parecer se había enfadado por mi orgasmo, ¿pero cómo no venirme con semejante cogida? De nada sirvió que se lo dijera, por que cerró la llave, abrió la puerta y a empujones me sacó de la ducha. Me hincó en el suelo, y acostó mi torso boca abajo sobre la banca en la que yo estaba sentado cuando él entró. Lamió un poco mi culo y luego me volvió a meter la verga. Sus embestidas eran aún más fuertes que las de la ducha. Yo me sentía como en el cielo, y solo gemía y sonreía con una cara de morbo mientras sentía esa verga entrar y salir de mi recto. Como si fuera poco, de un pronto a otro sentí una nalgada. A mi me excitó tanto que solté un gemido inmenso de placer, a lo que Gustavo respondió: -Te gusta, ¿verdad, zorra? ¿Te gusta que te trate como a toda una puta? -¡Sí! Me encanta. Dame más duro y nalgueame más, papi. Yo ya ni siquiera estaba consciente de lo que decía. Luego de eso Gustavo ...
    ... me dio tantas nalgadas que sentí mi culo completamente caliente. Más excitado no podía estar, estaba totalmente realizado; el macho que yo deseaba me estaba rompiendo el culo. Sus embestidas aumentaron la intensidad hasta que uno de sus gemidos inundó la habitación, y fue bajando lentamente la velocidad hasta quedarse quieto y sacar la verga de mi culo. Sentí el semen chorrear por mis muslos, yo estaba temblando casi desmayado. Gustavo me jaló de nuevo por el pelo y me dijo: -Limpiame la pija, zorra sucia. -Yo me metí su pene en la boca y le empecé a chupar el glande, pasandole la lengua en círculos mientras lo veía a los ojos con una sonrisa de puta y de placer. Luego me levantó y me dio un beso tremendo. Habiendo terminado todo, solo me senté en la banca; desnudo, completamente perdido en el espacio-tiempo, viendo como mi macho se vestía y recordando cada embestida. Me fijé en mi celular y me di cuenta de que ya habían pasado los 50 minutos; mi último autobús ya había salido y no tenía como regresar. Se lo dije a Gustavo y éste sencillamente me dijo: En mi apartamento siempre va a haber lugar para una puta como tú, pero todo tiene un precio. Esa es una historia para después, lo que importa es que gracias a ese encuentro he logrado superar mi timidez, aceptarme un poco más a mí mismo y disfrutar al máximo la gran puta que llevo adentro. 
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