Cómo destruí a mi novio
Fecha: 26/07/2019,
Categorías:
No Consentido
Autor: Zaratustra, Fuente: CuentoRelatos
Llevaba con mi novio ya casi un año de novia de un noviazgo espléndido. Por mucho el mejor novio que había tenido desde aquel que la misma noche me había desvirgado por ambos lados. Tierno, siempre atento de mí, comprensivo y tan atento que el mismo me llevaba al doctor cuando me sentía enferma. Un muy buen partido en todos los aspectos, incluso en el sexual, el único que me hacía venirme cada vez que me montaba.
Todo iba de excelente manera y ambos estábamos muy enamorados el uno del otro, hasta que un día, por una casualidad y un encuentro con un desconocido, las cosas se me salieron de control y terminé empiernada con un chico y una chica que no quiso renunciar a los placeres que se anunciaban con toda la furia de la tormenta que esa noche azotó mi ciudad. Esa noche yo también recibí mi 'tormenta', pero vayamos por partes y comencemos desde el principio.
Esa tarde se me complicó toda. Había quedado con mi novio de vernos después de la sesión de fotos. Había quedado con un fotógrafo para llevarlo por varias mansiones y casonas antiguas y abandonadas de la localidad para incluir las fotografías en el anuario de la demarcación política donde entonces trabajaba. A la cita llegó también la asistente del subdelegado en cuestión, una chica muy mona con la que muchas veces había intercambiado saludos y sonrisas amistosas pero nunca había tenido la oportunidad de conocer. Al vernos rápidamente nos alegramos de vernos y nos pusimos contentas de que ambas trabajaríamos juntas ...
... durante el día. Mariela era una chica un par de años mayor que yo (en ese entonces 20), de cabello rubio natural, una cara muy dulce de amplias y perfectamente bien delineador cejas y un cuerpo casi perfecto. En el trabajo se rumoreaba que había conseguido su empleo gracias a su cuerpo. Cosas parecidas se decían de mí, que mi cuerpo me había llevado a laborar allí, aunque en realidad yo había llegado allí no gracias a mi cuerpo sino al de mi novio, hijo de uno de los subdelegados de la delegación.
Esperamos al fotógrafo unos 20 minutos hablando de cosas sin importancia y cuando este llegó ambas nos quedamos literalmente boquiabiertas. Qué barbaridad, qué hombre aquel, qué masculinidad la del tipo y qué bien vestía y olía. Todo en él irradiaba masculinidad. No me voy a detener en platicarles toda la jornada de trabajo porque fue extensa y recorrimos unas 8 mansiones todas porfirianas. Lo único que puedo comentar es que Mariela y yo nos enfrascamos en una pelea sin tregua para intentar pasar la mayor cantidad de momentos a solas con Raúl. De un trato exquisito y caballerosidad alarmante, sin llegar a ser incómoda, Raúl nos deleitó con su forma de ver las cosas y tomarles fotografías. Además, su voz era de un atractivo inverosímil.
Al llegar la tarde yo me encontraba ideando la forma en irme con él. A dónde? No me importaba, a donde él quisiera. Para ese entonces yo ya le había hablado a mi novio para cancelar nuestra cita, habíamos quedado de que pasaría por mí a la salida ...