1. 4 - Apartando tinieblas de su sensorial mente


    Fecha: 25/07/2019, Categorías: No Consentido Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos

    ... a mi oído.
    
    - Yo, una mujer dentro de su ataúd debido a una vida que me fue obligada, deseo que tu penetrador me abra al sexo, ahora solo lo abrirás esa falsa puerta, y en otro momento, cuando haya dispuestos las defensas oportunas, es decir, el preservativo femenino, que creo que es el mejor sistema, solo entonces, seré tuya, quiero sentir como me dominas, y sentir el calor de tu semen en mi vagina, quiero ese calor y como el macho insemina a la hembra, rompiendo los diques y te puedas deslizar, incluso patinar en mi vagina, deseo ese movimiento lento y pausado, salirte del todo y volviendo a penetrarme lentamente, muy lentamente, y poder sentir como va abriéndome el glande a su paso hacia mi interior.
    
    Y más adelante, si decides follar conmigo, o follarme, o poder decir cuando te pregunten, esa frase bufona de “Me la tiro cuando quiero”, no me importará que la utilices conmigo. Y como decía, entonces, cuando te hagas merecedor, rendiré culto al penetrador, permitiré que utilices mi boca para tu placer y si es tu deseo, y si eso te proporciona placer, ante tu mirada beberé tu semen, lo dejaré caer desde tu penetrador a mi boca. Y es cuando una parte de ti formará parte de mi interior. Yo, mujer sumisa, tu sumisa.
    
    De nuevo me rompió por dentro, sentí su sacrificio, su orificio vaginal era presionado, y hubo cambios, movió la posición de sus piernas dobladas por la rodillas, asentándose de otra forma y utilizó a la gravedad, sentí la membrana, y de nuevo utilizó su ...
    ... peso, el glande cobró vida, el prepucio estaba siendo apartado y de nuevo más presión, escuché un leve gemido en mi oído y sus palabras mordidas en un extremo.
    
    - Ordena a tu penetrador que me penetre.
    
    Al principio entendí sus palabras ¿Pretendía que empujara yo?, mejor aclararlo.
    
    - ¿Te penetro yo?
    
    No fue necesaria respuesta alguna, ella gimió largamente y un lejano quejido, ronquido difuso y ansia, fatiga y respiración acelerada, se sentó de golpe. Y un retenido alarido.
    
    El penetrador estaba introducido en la vagina. Ella se quedó quieta, de su boca escapó saliva que se escurría por el interior de mi oreja y seguía por mi cuello.
    
    - ¿Hago algo? – Pregunté con suavidad.
    
    - No quiero, estoy sintiendo pulsaciones en tu penetrador ¿te estás corriendo? - Preguntó alarmada.
    
    - No ¿Y tú?
    
    - He sentido y siento como me raspabas la vagina, estoy molesta y tú ¿Te duele?
    
    - Tengo molestias, pero lo merece, te siento como es, no en medio de un flujo vaginal que lo oculte.
    
    - Si te elevas un poco, puedo excitar al clítoris, ese malestar puede ser cambiado.
    
    - No, voy hacer lo que dije, quiero sentirte sin que nada lo altere aunque sea molesto, tú no opinas, es mi primera vez, ya me poseerás a tu estilo, tienes sumisión total por mi parte.
    
    Y así lo hizo, se elevó despacio y el penetrador retrocedió, eso hizo que soltara aire, aunque lo hizo muy despacio consiguiendo que la sequedad no me dañara, sacó del todo al penetrador y ante mi sorpresa, lo cogió con su ...
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