Medianoche
Fecha: 29/06/2019,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
MEDIANOCHE
Poco después de la medianoche Mario se dio una vuelta sobre la cama. Parecía experimentar un sueño inquietante porque su pecho poderoso subía y bajaba rápidamente, y emitía de vez en cuando algunos jadeos cortos. Hacía un minuto sus movimientos me habían despertado, y en la penumbra que envolvía la habitación podía ver claramente su rostro joven, iluminado por una emoción desconocida. Se quedó quieto unos segundos, lo suficiente para que controlara una cierta desazón que me había envuelto desde que él se había movido y me despertara. Poco a poco la tensión se fue aminorando.
Ismael nos invitó muchas veces a varios jóvenes a su casa, en Acapulco, y ese fin de semana habíamos decidido aceptar cuatro. Era otoño, y la ciudad en esa época del año era cálida, sin llegar a calurosa. Veníamos del centro del país, y allí empezaba a hacer un poco de frío, por lo que el clima del puerto se nos antojaba delicioso.
Luis y Adrián se quedaron en la recámara de Ismael, que era grande. Todos los cuartos tenían una sola cama, pero esa habitación era bastante espaciosa y bajamos un colchón para que se acomodaran los tres. Mario y yo nos quedamos en la de huéspedes.
Mario era más pequeño que yo, pero tenía un torso de toro, un cuerpo atlético con músculos de hierro y una piel algo más morena que la mía, como tostada por el sol. Antes de dormirnos nos dimos un baño y nos quedamos con el cuerpo fresco y oliendo a jabón. Yo me bañé primero, y como el baño estaba fuera, en el ...
... fondo de un pasillo, salí con camiseta y un short largo, de una tela como de pijama, muy ligera. Mario salió del baño y entró en la habitación vestido con un calzón de baño negro y todavía escurriendo agua. Terminó de secarse mientras yo observaba de reojo su hermosa figura, comparándola con la mía, más bien delgada.
Un poco cohibido me dejé la camiseta y el short para dormir, en tanto que él buscaba en el fondo de la maleta hasta hallar un calzón blanco que se puso delante de mí, vuelto de espaldas, en la penumbra de la habitación. Luego, muy fresco, tomó su lugar en la cama, cubriéndose con las sábanas. Yo sentía que el corazón había empezado a latir más aprisa desde que él se quitó su bañador, mostrándome los músculos de la espalda bien delineados y sus glúteos apretados, la parte trasera de sus bien torneados muslos. A pesar de mi desazón, él se durmió pronto, dejándome a mí despierto. Un rato después el sueño me venció.
Apenas habían pasado unas horas cuando sentí el movimiento de Mario, que tenía un sueño inquieto. Lo estuve contemplando por un rato, luego le di la espalda y volví a dormirme, o eso creí. En un momento dado desperté sintiendo que se apretaba contra mí, y que sus manos me abrazaban tomando mis caderas, juntando su cuerpo con el mío. De la sorpresa pasé a la expectación: sentía claramente su bulto contra mis glúteos, el calor de su miembro rozando la tela del short con el que dormía, sus manos jalando ligeramente mi cuerpo contra el suyo una y otra ...