El trastero
Fecha: 26/06/2019,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Halcón, Fuente: CuentoRelatos
... una larga melena morena, que quizás pensando como yo subió al trastero con ropa cómoda pues solo lleva una camisola típica de verano y de estar por casa que le llega a medio muslo. El calor le ha hecho una buena faena pues al sudar dicha prenda ha quedado totalmente pegada a su pecho y a su vientre dejando poco a la imaginación, No la identifico con ninguna cara conocida por lo que doy por sentado que es la nueva vecina del 4ª, tras el flash producido por esta maravillosa visión, me digno a preguntar si está bien, (Jesús esta frase tan simple fue como abrir la caja de pandora) las lágrimas brotaron de esos perfectos ojos negros al instante. El motivo es obvio y está a la vista, las cajas apiladas se cayeron impidiendo a esta preciosa mujer salir del trastero, entre pucheros me hace saber que lleva un par de horas intentando sin éxito apartar las pesadas cajas y salir, la tranquilizo como buenamente puedo, los primero es hidratarla pues para tener así de pegada la camisola ha tenido que perder la mitad del agua corporal, la paso mi botella de agua, pero la distancia que nos separa es mucha y al estirarse y agacharse hacia delante el escote de la camisola se ahueca dejando ante mi atónita mirada el más perfecto par de senos jamás vistos por mí, se ve que al igual que yo decidió dejar la ropa interior en casa. Perdido en su pecho, en esos segundos que duro su exposición me olvide por completo de su situación y mi sexo creció hasta abultar muy considerablemente la tela liviana ...
... de mi chándal, al levantar la vista tras dejar mi botella en sus manos descubrí sus ojos clavados en mi incomoda erección, apurado por la situación decidí enfriar el ambiente y le dije que se sentase al fondo sobre una de las cajas mientras yo apartaba las que impedían su salida. Poco a poco fui haciendo nuevas torres con todas las cajas que iba levantando, al finalizar mi tarea solo que en trastero ajeno quede al fin a un metro escaso de mi dulce visión, que me miraba atentamente de arriba abajo deteniéndose en mis partes nobles, donde la erección no había disminuido un ápice pese a haber movido quien sabe los kilos de libros que esta mujer tenía en el trastero.
Nuestras miradas se cruzaron y quedaron fusionadas, cuando pensaba algo ocurrente para despedirme y salir de allí como alma que lleva el diablo fue ella la que hablo.
—Gracias estaba desesperada, soy claustrofóbica y ya me faltaba el aire, Me llamo Mosi y soy la nueva vecina del cuarto.
Tras la presentación hablamos unos instantes de cosas banales, instantes suficientes para que la erección que abultaba mi pantalón, desapareciese, hecho que al parecer ella también percibió, pues de sus encantadores labios salió una frase que no esperaba oír.
—Parece que ya te relajaste tras el esfuerzo.
Frase hecha señalando mi entrepierna y logrando sacarme los colores por lo inesperada, echo que le hizo gracia a Mosi pues estallo en carcajadas al tiempo que sentada como estaba abría sus piernas en un ángulo increíble ...