Angie: Chupándosela a Don Pedro
Fecha: 25/06/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: darkghostwritte, Fuente: CuentoRelatos
No podía ser, Don Pedro me iba a hacer venir con su masaje, no podía negar que desde que lo vi me calentó, ese viejo feo ya calvo con tremenda panzota, que hasta días a penas lo saludaba por lo desagradable que me parecía, ahora me estaba masajeando o más bien manoseando todo el culo como quería mientras enterraba su tosco dedo entre mi pompis, cosa que jamás había un hombre hecho.
Angie: Uumm Dooon… uii, uiii, aaaiii, Don Peeeedrooo… ui, ui, uimmm nooo, su dedo, me vaaa haceeerrr uuuhmmm uuh -apretaba los muslos buscando aguantar más ese inmenso placer que recorría mi cuerpo, estaba entregada al placer.
Don Pedro: Le saco el dedo mi niña? -me pregunto mientras detenía su penetración en pleno pre-orgasmo.
Angie: Uhmmm… nooo, Dooon... Peedroo, siga! -presa de la calentura me dejé caer sobre su dedo con mis pompis deseosas de desatar ese tremendo placer.
Don Pedro: Uhmmm como no dejarte las nalgas coloradas con tremendo culo -Me dice pegándome un par de nalgadas con una voz llena de lujuria.
Angie: aaaah!!… aaah! siii!! Doooon Peeedrooo… que ricooo -gemí desatada sintiendo corrientes de placer inundándome y sacudiéndome de una manera placenteramente vulgar, estaba gozando tan fuerte y extenso que no me di cuenta en qué momento las fuerzas de mis piernas me abandonaron lo cual no pasó desapercibido por Don Pedro, quién sacando su dedo muy lentamente se puso de pie agarrándome firme de la cintura pegando su tremenda panza en mi espalda lo cual me obligó a pararme ...
... derecha.
Estaba apoyada sobre la pared respirando agitada luego de haber sentido el más placentero orgasmo a manos de Don Pedro, literalmente, quién aprovechando la cercanía rozo su bulto sobre mis nalgas.
Don Pedro: Le gusto el masaje mi niña? -Me pregunto al oído con su respiración muy agitada mientras sus manos me apretaban más fuerte sintiendo como incrustaba su caliente bulto entre mis nalgas.
Sentí un calor infernal que se transformó de pronto en vergüenza al tomar conciencia como ese viejo me estaba apoyando con calentura haciéndome sentir toda su erección, se la sentí muy grande, eso me puso muy nerviosa haciéndome cuestionar lo que había hecho, cómo había entrado a esa sala con ganas de provocarlo, yo había inventado que mi novio le encanta golpear mis pompis, lo cual era mentira ya que primero no tenía novio, y segundo el responsable era Don Emilio de mis coloradas posaderas.
Con el corazón latiendo a mil, no podía creer lo que había hecho, lo que mi calentura había provocado, recordaba con una mezcla de culpa y vergüenza como aquellas manos me terminaron haciendo gemir de placer, como me corrió el colaless para abrirme las nalgas de par en par y ver mis intimidades al punto de volverme loca su atrevimiento, incitando aún más aquella perversa situación con Don Pedro, dios mío, me deje penetrar mis deseadas pompis con sus toscos y viejos dedos, nunca había sentido un orgasmo así de fuerte.
Extasiada por las sensaciones que sumadas a la actitud que de ...