Como conocí a Diego...
Fecha: 25/06/2019,
Categorías:
Gays
Autor: johansarkisian, Fuente: SexoSinTabues
... muy seca, ¿Puedes lubricarla? Yo no tenía ningún problema en hacerlo, me agacho, lo veo a los ojos, bajo la cabeza de sus abdominales hasta su vello, y cuando estaba cerca de su verga, abrí la boca al máximo y me metí su cabeza, ayudado por su mano que empujaba más hacia mi garganta. El sabor era agradable, mezcla de sudor y hormonas. Diego echaba la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, por lo que supuse que no lo estaba haciendo mal para ser la primera vez. Intenté tragar más, pero apenas llegué a la mitad. Para compensar, comencé a moverme arriba y abajo. Mi lengua pasaba por la zona sensible del glande, daba círculos y tocaba su frenillo. Diego echó la cabeza hacia atrás y comenzó a suspirar pesadamente, casi como los bufidos de un toro, mientras cogía mi cabello para marcar el ritmo de la situación. Mi lengua, su glande, y el sabor de su verga, así debía ser el paraíso. Seguía chupando, y aumenté la velocidad. Esto pareció gustarle a Diego, porque jadeaba mucho más fuerte, y me sujetaba el cabello más rápido. En unos segundos, me levantó la cabeza, en medio de sus gritos en seco, supongo para que no se venga en mi boca. Diego tenía todo el cuerpo bañado en sudor, y mi cabello estaba despeinado. Luego de un breve descanso, Diego me pregunta: -Bueno eh… No sé, ¿quieres seguir? Es su cara niño, y esa sonrisa nerviosa, lo que me tenía loco. Entré en el mejor dilema de mi vida, por una parte quería hacer el amor con él, y por otro lado, no estaba seguro que su pene sería ...
... capaz de entrar dentro de mí. Al final dejé que el destino se encargara, porque, como respuesta, me acerqué a sus labios y lo besé. Tenía los labios más suaves que alguna vez haya sentido, noté como me miraba de reojo, con una mezcla de amor y pasión oculta tras lujuria y deseo. Nos abrazamos con locura, yo estaba parado y el sentado, tocando mi espalda y bajando lentamente, hasta llegar a mis nalgas. Debo confesar que las tengo grandes y muy redondas, algo que el pareció notar de inmediato porque me las apretaba con mucha fuerza. El me atraía hacia su cuerpo, quería que me sentara en él. Abro mis piernas y mirándolo fijamente, me siento. Él se sujeta de mis nalgas, como si pudiera soltarse, y nos besábamos con deseo mientras nuestras lenguas jugaban, todo esto me tenía al palo. Me bajó los pantalones con suavidad, y sin avisar, introdujo un dedo dentro de mí. Entró con bastante facilidad, pero no pude evitar dar un respingo, la sensación era nueva para mí. Me penetraba muy rico con el dedo, y cuando juzgó que ya iba con bastante soltura, metió otro. Yo seguía moviéndome, entregándole mi culito, teníamos nuestros rostros juntos, él mirándome a mí, y yo a él. Luego de un rato de jugar con sus dedos, Diego pide que me quite el pantalón. Su voz era grave, cansada, estaba decidido a penetrarme. Sacude su verga en el aire, y yo desnudo ante él, vuelvo a sentarme mirándolo, pero esta vez él tiene a su amiguito despierto, deseoso de entrar en mí. El glande se posiciona, Diego sujeta ...