1. El amo de Silvia (Parte 4): Las mellizas


    Fecha: 24/06/2019, Categorías: Incesto Autor: dulces.placeres, Fuente: CuentoRelatos

    Pasó el tiempo, y conforme a eso nuestras vidas se acomodaban, disfrutábamos de los juegos, la dominación, ella era mi secretaria, yo su jefe, ella era mi esclava, yo su amo.
    
    Silvia había aprendido a jugar el juego, había aprendido a sorprenderme, pero sin pasar ciertos límites, y poco a poco mi vida parecía encaminarse, mi esposa había aceptado que ya no éramos pareja y al tiempo, abogados mediante terminó cortando los pocos hilos que nos unían, mamá había aceptado que papá ya no estaba, y que yo no podía ocupar su lugar, y el trabajo, bueno, había cambiado el gobierno de turno y soplaban nuevos aires.
    
    Pero algo empezó a cambiar, Silvia empezó con algunos problemas de salud, frecuentemente se encerraba en el baño y yo no sabía que sucedía, estaba rara, jugaba los juegos, es cierto, pero tenía un día de alegría y el siguiente de tristeza, y yo en mi torpeza masculina no podía darme cuenta, solo no disfrutaba, porque ella lo hacía por complacerme, y así no tenía gracia.
    
    Y como ella nunca decía nada, tuve que darme cuenta con mis propios ojos, cuando su pancita comenzó a crecer, tuve la certeza que estaba embarazada, y tuve que abordar el tema…
    
    Estaba de tres meses, y encima eran dos, mellizos…
    
    Nos sentamos a hablar cara a cara, era la primera vez que ella se sentaba en mi despacho para hacer algo que no fuer aun juego, y era la primera vez que yo le servía a ella un café, solo la escuché, creo que por primera vez.
    
    Me dijo que estaba en pareja, él era ...
    ... viajante, también dijo que su mamá generalmente la acompañaba en sus horas de soledad, que hacía un tiempo venían buscando ser padres, pero jamás sospecharon que serían dos…
    
    Silvia seguía hablando con su habitual léxico cansino y monocorde, pero yo me fui perdiendo y me fui encerrando en mis pensamientos, me sentí una mierda de persona, comprendí que no sabía absolutamente nada de su vida, jamás me había interesado, jamás imaginé que tuviera esposo, y no me atreví a preguntar que decía el de las marcas que yo le dejaba en las nalgas, porque era obvio que las habría notado, era imposible no hacerlo, tampoco le pregunté que había dicho acerca de esa gargantilla negra ajustada a su cuello, donde brillaba la medalla con las iniciales SH, nada, nada de nada.
    
    Medité mucho al respecto, y en los días que siguieron traté de cambiar mi conducta, en saber, en interiorizarme de su vida, pero no, soy un bastardo que no puede fingir cariño, asumí que lo único en común que tenía con esa joven eran los perversos juegos que jugábamos, y mi mayor placer era masturbarme una y otra vez.
    
    Pero no podíamos seguir así, así que decidí terminar con todo, volví a llamarla para poner las cosas en su lugar, no teníamos futuro juntos, así que para que prolongar todos estos absurdos.
    
    Ella me escuchó en profundo silencio, entonces me contestó con lágrimas en los ojos, me dijo que casualidades o no ella y su pareja ya estaba planificando un futuro en otra ciudad, con el tema de sus viajes había conocido ...
«1234»