Lilia
Fecha: 23/06/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... circulando por toda la casa, yo sudaba, ella también, me miraba con enojo, después reía, me burlaba, gritaba con espanto, hacía dengues, . . . en una de esas le cerré el paso y emprendió la huida por el único camino que le quedaba: fue a dar al cuarto de planchar. Entré en seguida y cerré la puerta con pasador. Me miró con miedo y me amenazó: -¡Te voy a acusar con tu tía sino me dejas salir. chivito!-. Era una amenaza, . . . pero llevaba una invitación. -Ya sabes lo que te pasa cada vez que me llames así- Recargada de espaldas en la mesa de planchar, descalza, colorada y sudorosa estaba a la expectativa. Me quité la chamarra y me puse frente a ella, fui acercando la cara despacito mientras la miraba a los ojos. Respiré el aire que exhalaba, sentía su calor, su temblor y su temor, uní mis labios a los de ella y la besé con suavidad, le tomé el rostro con las manos y el beso se hizo pleno, sentí como me lo devolvía, la abracé y como en otras ocasiones, se paró de puntitas para alcanzar mejor y pegarse más. Así estuvimos un rato, así también, abrazada, besándola, la lleve a hacia la cama y me quité los pantalones. Al intentar bajarle los calzones me dijo: -¡No, eso no! Pero el movimiento que hizo para impedirlo fue pura fórmula. La acosté, puse mi maravilla en la entrada de su iglesia y me empecé a mover. Trataba yo de meter, pero cuando presionaba ella se retiraba y hacía gesto de disgusto, así que me conformé con lo ganado y seguí moviéndome acariciando su himen con el glande. ...
... En un momento dado le pregunté: -¿Qué sientes?. - Me dio una contestación de niña que nunca he olvidado: -¡Rete chicho!- Y proseguimos. Bajé la cara y le empecé a chupar el pechito y a mordisquearle el pezón por sobre la ropa. ¡Uyy!. Eso era la llave, abrió las piernas, las levantó y dobló las rodillas, ¡quedó a mi merced!. Con ambos brazos la rodeé por la cintura, la apreté y empujé. Pegó un grito y trató de zafarse pero no pudo; en ese intento levantó la pelvis, aproveché y di otro empujón. Un nuevo grito y una amenaza: -¡Suéltame, te voy a acusar con tu tía! Pero yo ya estaba adentro y agarrado con firmeza. -¡Espérate, espérate!, ya me voy a quitar-. Le dije. ¡Pero que va!. Con la verga en esa cálida estrechez empecé a sentir un arrobamiento gratísimo que me hizo verla muy bella y me impulsó a moverme en un mete y saca acompasado y enérgico que fue convirtiendo el embeleso en un placer tan intenso que al llegar a su clímax también yo tuve que gritar. Era algo nuevo y grandioso para mí, al punto comprendí que eso era el eje alrededor del cual giraba el mundo. Cuando pasó aquello aflojé los brazos y oí que Lilia me decía: -Me está ardiendo, ¡quítate!, le voy a decir a tu tía lo que me hiciste y que eres muy grosero conmigo. - Al levantarme miré hacia abajo y me asusté: tenía lo mío brillante y cubierto de una especie de baba sanguinolenta. La bragueta de mis calzones tenía una manchita de sangre. La miré a ella y ¡Santo Dios!, tenía sangre en su joya y había escurrido sobre ...