Fecha: 27/08/2017,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: Tauro47, Fuente: CuentoRelatos
... sobre ella y la besé mientras le despasaba el vestido hasta quitárselo, vi que no llevaba sujetador y sobre las medias blancas se mostraba solamente una alfombra de vello pelirrojo, tampoco llevaba bragas. Me lancé sobre sus tetas y lamí sus pezones moteados de pecas hasta que estuvieron duros, para pasar al coño que no tardo en abrirse como un libro para recibir mi lengua. Su mano soltó el cinturón de mi pantalón reflectante y buscando entre los calzoncillos no tardo en sacar mi polla dura, que al meterla en su boca se empinó hacia el techo de la ambulancia, mis pantalones cayeron al suelo y quedé con la polla solo, se sentó en el borde de la camilla, abrió sus piernas y me recibió entre ellas, mi polla fue directamente a su coño que levantando un poco se lo metió hasta dentro, sus tetas fueron presa de mis manos, sus areolas rojizas eran unos bultos que sobresalían de sus tetas y que se coronaban con los pezones duros.
Mi polla estuvo metiéndose hasta que Francis tuvo un orgasmo, abrazándome y agitándose violentamente, no tardé en descargar dentro de su coño, aunque se salió manchando la sabana de la camilla, la cambiamos después de estar un rato descansando, cuando nos vestimos, me enseñó cómo se ponía las bragas a una mujer, nos reímos y seguimos el camino hacia su casa, su familia la esperaba.
Mientras estuvimos juntos de servicio cambiamos varias veces la sabana, era una pelirroja preciosa Francis.
Vi en la prensa que había plazas vacantes en la empresa ...
... municipal de transporte, me presente y conseguí una por pelos, pero me contrataron, el trabajo era mucho más relajado en comparación de la ambulancia, siempre viendo desgracias, aunque más aburrido, pues siempre estaba dando las mismas vueltas a la ruta, además de estar con el estrés del tráfico.
Yo en aquella época tenía 26 años y como soy rubio con el pelo rizado, tengo la apariencia de mucho más joven, por lo que los pasajeros habituales me conocían por el “niño”, no me sabía mal y dado que tengo muy buen carácter, la gente me apreciaba.
Yo procuraba atender a los clientes, esperar si alguno venía apurado, etc. normalmente las madres subían con los carritos de bebé y entorpecían al paso, yo esperaba pacientemente a que pasaran hacia el fondo.
Un día en una parada quiso subir una señora con un carrito doble con gemelas, el carro apenas cabía por la puerta además que pesaba mucho, aun siendo recién nacidas, la señora me pidió por favor que no la dejara en tierra, me ablandó y saliendo de mi asiento del volante le ayudé a subir el cochecito, al subirlo haciendo un esfuerzo, vi a la señora que desde bajo empujaba con ganas, llevaba un vestido escotado y al inclinarse le vi los dos pechos redondos, que si bien no eran muy grandes estaban duros, llenos de leche, me encantó ver sus pezones abultados y húmedos por las gotas que le salían al esfuerzo, cruzamos la mirada un segundo y me sonrió mirándose un momento el escote, me sentí ridículo y me puse rojo, la señora al pagar me ...