1. Elsa, mi sumisa


    Fecha: 01/06/2019, Categorías: Incesto Autor: bimont, Fuente: CuentoRelatos

    ... en ti ama.
    
    —¿En mí?
    
    —Sí, y quería hacerlo delante tuyo —dijo, mientras se las quitaba apoyada en la pared, eran blancas de tipo culote, después me las dio. Mientras habíamos entrado en la sala, hice que se esperase de pie, entré en el dormitorio y volví con un collar de cuero.
    
    —Póntelo, y muéstrame que ya no llevas bragas.
    
    Obedeció, se colocó el collar y levantó lentamente la falda mostrándome su coño desnudo.
    
    —Mantén la falda levantada. Déjame admirarte, te gusta estar expuesta así, ser manejada por mí. ¿No es así?
    
    —Me gusta estar expuesta para ti.
    
    —¿Y?
    
    —Y manejada por ti. Ama, sí, manejada por ti —Se estaba sonrojando y nerviosamente mantenía la falda levantada.
    
    —Sé que esto te está emocionando. Muéstrame lo mojada que estás. Ábrete para mí. Mientras yo me había colocado frente a ella. Elsa lentamente separó sus piernas.
    
    —Un coño bonito, debo admitirlo. Pero... ya sabes cómo lo quiero —Empezaba a ensombrecerse por el vello.
    
    —Sí, ama.
    
    —Creo que ahora necesita caricias.
    
    —Si ama, lo que tú desees.
    
    —¿Que deseo? que seas tú quien se frote el coño para mí, y sin argumentos, por favor.
    
    Hizo lo que le indiqué. Y frotó. Le desabroche la blusa, tiré de ella por la espalda, solté el sujetador y jugueteé con sus pezones.
    
    —¿Estás cachonda verdad? ¿Quieres correrte, no es así?
    
    —Síííí, no puedo más, sigue por favor, es maravilloso —Abría la boca ligueramente y sus gemidos empezaban a retumbar en la habitación, a medida que ella aumentaba ...
    ... el ritmo de frotación, yo tiraba de sus pezones, sus gemidos eran más prolongados e intensos. Vi su clítoris brillante, moje mis dedos, lo acaricie y mis dedos la penetraron, esto hizo que sus gemidos se volviesen constantes y profundos. Su mirada perdida entregada al placer.
    
    —Me voy a correr, ummm. Quiero que te corras conmigo.
    
    —No me des órdenes, pero está bien pequeña, ahora de rodillas. Ven a buscármelo.
    
    Se puso de rodillas. Levante una pierna apoyándola en una silla. Puse mis manos en su cabeza para colocarla en posición para lamerme el coño. Cuando empezó retiré mis manos
    
    —Oh, lo hago bien, te gusta.
    
    —Sigue, muy bien.
    
    Se inclinó y regresó a su posición para seguir lamiendo. Estaba lista para disfrutar de mi orgasmo pendiente. Se dio cuenta de que estaba cerca, y su lengua empezó a golpearme rápidamente, la acerqué más contra mi coño y termine con un buen baño en su rostro.
    
    Le mantuve la cara cerca mientras mi orgasmo disminuía. Ella siguió besándome, pasando y lamiendo suavemente, sin lugar a dudas de que ella también estaba disfrutando. Tiré de ella para levantarla y la besé un poco bruscamente en los labios.
    
    —¿Ama, me he portado bien?
    
    —Sí, mucho.
    
    —Ama, estoy deseosa de satisfacer tus deseos.
    
    —Seguro que lo harás, y al igual llegaras a pedirme que pare.
    
    —Vamos al dormitorio, estaremos más cómodas. ¿Tienes prisa?
    
    —Desde luego, no tengo prisa —Lo dijo con voz ahogada, acercando sus labios a los míos y con un beso mezcla de deseo y ...